Valga este tema para presentarme ante vosotros, deseando que la cordialidad siempre presida nuestras conversaciones.
Don Fulano y doña Mengana, componentes de un matrimonio muy pobre, tuvieron unos hermosos y saludables trillizos, pero no podían mantenerlos a todos, por lo que optaron por dar a dos de ellos en adopción. Los mejores candidatos para entregarles a sus hijos fueron un indio (de La India) y un paquistaní musulmán, quedándose ellos con el tercero. Este paupérrimo matrimonio era muy cristiano y se las arreglaron para inculcarle la fe a su vástago.
Después de 25 años, don Fulano, en su lecho de muerte, le confiesa a su hijo que tiene dos hermanos, y que le gustaría que hiciera contacto con ellos para irse tranquilo de este mundo. Ni corto ni perezoso, el hijo se dedica con ahínco a buscar a sus hermanos, hasta que por fin da con ellos y se produce su emotivo encuentro.
Como podéis imaginaros, ese fue un encuentro ecuménico, pues cada uno de ellos tenía su propia fe y eran totalmente irreconciliables. El indio era hinduista, y el paquistaní, islamista, y no hubo forma ni manera de que se pusieran de acuerdo, por lo que tuvieron que hacer un pacto de no religión para poder llevarse bien.
Estimado creyente que pierdes tu tiempo leyéndome: te aseguro que tu fe viene de tu crianza, de tus tradiciones y de tu entorno. Si hubieras nacido en la Franja de Gaza, por ejemplo, tendrías un 95% de probabilidades de ser musulmán.