10.- FUMIGANDO CINES

Cuando me aburrí de estar ahí, regresé a la ciudad de México y conseguí trabajo con el representante de una compañía que fumigaba cines en el norte del país, supuestamente como supervisor, pero en la práctica como fumigador. Los cines tienen, en su mayoría un gran número de bichos: pulgas, garrapatas, arañas, alacranes, etc., recorrí aquella parte del país: Baja California Norte y Sur, Chihuahua, Sonora, Durango, San Luis Potosí, Nuevo León y Veracruz, no usábamos equipo de seguridad, solamente un pañuelo mojado, creyendo que nos libraba de aspìrar el “Malatión” , que revolvíamos al 5 por ciento con agua, tuve consecuencias que pudieron ser graves. En Veracruz, después de visitar algunas playas sucias de aceite de embarcaciones, fumigamos un cine en el día y se me declaró una hemorragia nasal que no paraba con nada, fue necesario acudir a un doctor, quien al saber en que consistía mi trabajo, me dijo muy serio “Estás intoxicado, si quieres seguir viviendo debes dejar de inmediato este trabajo, pero si te quieres morir, lo puedes lograr con un cine o dos más que fumigues, el malatión no solamente mata por aspiración sino a través de la piel” me dio una receta con la instrucción de surtirla de inmediato, me aplicó una inyección y me hizo tomar mucha agua, eso me provocó diarrea, que me obligó a permanecer en el hotel el resto del día y casi no me permitió dormir. Al amanecer, llamé por teléfono a mi patrón y le informé de mi regreso para hacer entrega del equipo de fumigación y cerrar cuentas. Así lo hice y empecé a buscar empleo nuevamente.