Ahi os dejo una introducción a unos escritos por capitulos, que no merecerán el título de libro y que dejo ahí para que me deis vuestra opinion de esta introducción.

ALGUNA VEZ TIENE QUE SER LA ULTIMA (PROLOGO)



Juan Sánchez parece un tipo sacado por la oreja de un tango rancio y borracho: enamoradizo, drogadicto y sinvergüenza, aunque él se justifica que no lo es a tiempo completo… ¿qué se es cuando siendo un sinvergüenza no ejerces? ¿Eres un sinvergüenza emboscado? No lo tengo claro, pero según avancemos en la lectura, seguro que descubriremos qué es un sinvergüenza emboscado

De lo que no me cabe duda es del punto insensato del que Juan hace sobrados alardes. Me consta que el tipo, después de perpetrar su última hazaña, se sienta a otear el vendaval por venir, con un deje de chulería y una pizca de “yo no he sido”. Dentro de él surge la sospecha de que todo esto a parte de doloroso es también un sinsentido que aun le confunde más, pero el mirar de medio lado a lo que se avecina nadie se lo quita.

Lo cierto es que la tormenta se crecerá en huracán y arrasará, inevitablemente, todo lo que JS es y a todo lo que le rodea. Esta última parte se le hace especialmente dolorosa, pero nuestro personaje, hombre crecido sobre una eterna sensación de vacío, y capitán al pairo de extrañas naves, no es consciente. Cuando se le pregunta, si es que tienes acceso a el, te contestara dos cosas: que no sabe y que no puede evitarlo, que solo sabe quitarse el tedio de encima de la forma más salvaje y en el fondo eso le gusta.

A ratos, piensa que lo suyo tiene que ser un fallo de diseño, otras no puede tolerar tamaña herejía, porque Juan Sánchez, cree en un Dios que hace a los hombres a su imagen y semejanza… aunque le gustaría hacerle un apunte, por si no ha caído en la cuenta, decirle si no sería más apropiado, cuando se comete una tropelía, que las consecuencias llovieran íntegras sobre el dueño de las mismas y no, que los daños colaterales se repartieran a diestro y siniestro, sin aparente criterio ni justicia…porque si ya es difícil llevar tus propias miserias, imagina lo que es oír el alma de alguien que amas ( JS lo ha oído) lamentarse por sus tropelías y no hablo de palabras, hablo de oír como cruje el alma del ser amado.

El día que Juan Sánchez vislumbró cómo se movía el mal, se acordó de la charca en la que tiraba piedras de pequeño, esas ondas concéntricas creciendo de menor a mayor, luego la imagen de una bomba, lo ocupó todo, cuando el polvo se asienta, y se puede empezar a distinguir algo… y vio los heridos, los mutilados y hasta algún cadáver.

El peor enemigo de Juan Sánchez, o sea él mismo tiene una fantasía sobre sí ,se ve como un hombre-bomba, encadenado al castigo más terrible, una vida inútil y sin esperanza. Una especie de juramentado dispuesto a inmolarse, con una sonrisa estupida de quien no sabe muy bien porque suceden las cosas y mirando alrededor pidiendo disculpas con un simple:

-“Uy, perdón, se me ha escapado”
Hoy Juan Sánchez ha descubierto que sus estallidos no mutilan o matan lo físico, dañan y erosionan el plano moral de las personas y descuadran los cimientos y valores de lo que antes era una vida.

El cantor de tango rasgaría su voz en esta parte de la canción al cantar la vibrante cobardía de la que en breve nos sorprenderá (sí, JS tiene en la chistera multitud de conejos, pero cada vez tiene que buscar mas hondo para encontrar la pieza que encaje). Nuestro burdo glosador, contará que mientras van pasando el aturdimiento, la sordera y el pasmo, propios del primer momento y va recobrando el sentir, nuestro héroe inicia una escalada de negaciones que van desde lo evidente a lo más inmediato, por las bravas, con el “ yo no he sido “, echando mano de la conocida “enajenación mental transitoria”:

-como soy un enfermo, no puedo ser responsable de este desastre.

Hacerse el loco, salir corriendo, señalar a otro… y cada vez menos conejos en la chistera.

Hay algunos casos como el de JS en el que el embrutecimiento parece tener una esperanza de reversibilidad a la normalidad debido al fenómeno de tener conciencia de que se es un sinvergüenza. Aun parece quedarle un atisbo de conciencia al mostrar sincero dolor por los “daños colaterales” que provocan sus truhanerías a sus seres mas queridos, los más cercanos, aquellos a los que quisiera amar, pero no sabe.

La luz empezó lejos de aquí, en la sala de urgencias de un hospital, en principio era una piedra en un riñón, pero el escáner también decía que había un tumor en el páncreas.