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Tema: JESÚS NO NACIÓ UN 25 dE DICIEMBRE, LA IGLESIA LO CONFIRMA.

  1. #21
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    01-marzo-2013
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    Es verdad que además de Jesucristo, Hermes, Budha, Krishna, Horus, Heracles, Adonis, Dionisio, Zoroastro, Mithra y Tammuz, nacieron el 25 de Diciembre.

  2. #22
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    La falsa inscripción bíblica del siglo X antes de Cristo o el fundamentalismo religioso camuflado de ciencia

    ¡Aleluya! ¡Aleluya! ¡La arqueología ha probado que la Biblia se escribió siglos antes de lo que hasta ahora postulaban algunos incrédulos! ¡Aleluya! ¡Aleluya! ¡La ciencia ha confirmado que el bíblico Reino de Israel, el de Salomón y David, existía en el siglo X antes de Cristo (aC)! Y, cómo no podía ser menos, la noticia la han dado prestigiosos medios de comunicación. No en vano, la información procede de la Universidad de Haifa, y la nota de prensa -titulada "Descifrada la más antigua inscripción bíblica hebrea"– ha sido rebotada nada menos que por Eurekalert!, el servicio de noticias de la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia (AAAS). Entiendo la entrega acrítica de The Jerusalem Post y Haaretz, pero no la de otros medios sin intereses políticos en el asunto como la revista National Geographic y el sitio ScienceDaily. Vayamos con los hechos, de los que por estar de vacaciones me enteré ayer a media tarde con días de retraso.
    El arqueólogo Yosef Garfinkel, de la Universidad Hebrea de Jerusalén, desenterró en 2008 en Khirbet Qeiyafa, cerca del valle de Elah, un trozo de cerámica de 15 centímetros de altura por 16 de anchura con una incripción en tinta que dató hacia el siglo X aC, la época en la que según la tradición judía existió el bíblico Reino de Israel. El asentamiento de Khirbet Qeifaya está siendo excavado por la Universidad Hebrea de Jerusalén, cuyos expertos lo consideran un enclave fortificado de tiempos de David y lo identifican con la ciudad de Saaráin citada tres veces en la Biblia: Josué 15, 36; 1 Samuel 17, 52; y Crónicas 4, 31. Los responsables de los trabajos destacan que en la zona tuvo lugar "una de las batallas más famosas de la Historia, la batalla entre David y Goliat".

    Un año después del hallazgo del fragmento de cerámica, el historiador Gershon Galil, jefe del Departamento de Estudios Bíblicos de la Universidad de Haifa, asegura haber descifrado la inscripción y que se trata del primer texto bíblico conocido: "Esto indica que el Reino de Israel ya existía en el siglo X aC, y que al menos algunos de los textos bíblicos fueron escrito cientos de años antes de lo que creían los investigadores hasta ahora". No es ninguna tontería. A excepción de ese trozo de cerámica, todas las pruebas arqueológicas conocidas apuntan a que el Reino de Israel bíblico es una ficción, a que en el siglo X aC Jerusalén era una aldea, a que Salomón y David -de existir- fueron caudillos tribales y a que el Antiguo Testamento se redactó en tiempos de Josías (639-609 aC) con fines propagandísticos, para dotar de un pasado glorioso al pueblo judío. ¿Echa un trozo de cerámica por los suelos décadas de arqueología seria? Veámoslo.

    La traducción de la inscripción de Galil dice aproximadamente (entre corchetes, texto supuesto):

    1 … no hagas [eso], pero adora al [Señor].
    2 Juzga al es[clavo] y a la viu [da] / Juzga al huer[fano] 3 [y] al extranjero. [Re]za por el niño / reza por el po[bre y] 4 la viuda. Rehabilita [al pobre] a manos del rey.
    5 Protege al po[bre y] al esclavo / [apo]ya al extranjero.

    Según Galil, "este texto es una declaración social respecto a los esclavos, las viudas y los huérfanos", en la que se utilizan palabras y referencias exclusivas de la cultura hebrea. "Incluye elementos sociales similares a los encontrados en las profecías bíblicas y muy diferente de profecías escritas por otras culturas para la glorificación de los dioses y el cuidado de sus necesidades físicas", sostiene el experto, quien sostiene que la inscripción tiene un contenido equiparable al de Isaías 1, 17; Salmos 72, 3; Éxodo 23, 3 y otros fragmentos bíblicos. Eso le lleva a concluir que "resulta muy razonable sostener que en el siglo X aC, durante el reinado del rey David, hubo autores en Israel capaces de escribir textos literarios e historias complejas como las de los libros de los Jueces y Samuel".

    A primera vista, no me parecía que del texto pudiera deducirse ni que el glorioso Reino de Israel existiera hace 3.000 años ni que estuviéramos ante una "inscripción bíblica hebrea"; pero yo sólo soy un periodista. Por eso, decidí ponerme en manos de expertos de mi confianza y escribí sendos mensajes de correo electrónico a Israel Finkelstein y Ze'ev Herzog, miembros del Instituto de Arqueología de la Universidad de Tel Aviv a quienes manifesté mis dudas abiertamente. Les dije que no veía nada en la traducción que probara la existencia del Reino de Israel y que tampoco entendía lo que lleva a Galil a concluir que estamos ante un texto bíblico, ya que el supuesto parecido con fragmentos del Antiguo Testamento no prueba nada porque los escribas de tiempos de Josías bien pudieron tradiciones anteriores en la línea de esta inscripción cuando redactaron la Biblia. Todo eso suponiendo que la información que había trascendido fuera cierta, claro. Y les pedí su opinión sobre el hallazgo y lo que se estaba diciendo en los medios.

    Finkelstein, coautor del libro La Biblia desenterrada, fue contundente en su respuesta: "Mi interpretación del yacimiento de Khirbet Qeiyafa es muy diferente de lo que se lee en los periódicos últimamente. No creo que los hallazgos reflejen en modo alguno el Reino de Judá; no creo que ese asentamiento de la Edad de Hierro estuviera fortificado; la identidad de sus pobladores tampoco está clara; probablemente estaban sometidos a los poderosos filisteos de la cercana Gat; su nombre de tiempos bíblicos probablemente seguirá siendo un enigma (es decir, no podemos identificar la aldea con la Saaráim bíblica); el ostracon -fragmento de cerámica con texto- protocananeo es parte de un grupo de inscripciones similares que se encuentra sólo en la Sefelá -tierras bajas- y en la llanura costera del sur (nunca se ha encontrado una en Judá) y, por tanto, pertenece a ese entorno cultural. El lenguaje del ostracon está más allá de mi especialidad".

    La traducción del texto

    Herzog me explicó, por su parte, que "las fortificaciones en Khirbet Qeiyafa son muy probablemente del período helenístico, y la inscripción, así como parte de la cerámica, corresponde a un pequeño asentamiento de la Edad del Hierro I. No estamos ante una prueba de la existencia del Reino de David, en absoluto". Y, para que me hiciera a la idea del valor de la inscripción, me remitió al blog de Neil A. Silberman, coautor de La Biblia desenterrada, quien considera que estamos asistiendo, otra vez, al "espectáculo del fundamentalismo religioso disfrazándose de arqueología científica" y que la traducción del texto propuesta es "una fantasía que entusiasmará a los fieles y que demuestra poco más que la habilidad de Galil a la hora de hacer crucigramas". Silberman advierte de que hay otra primera"que da una mejor idea de la magnitud de la incertidumbre de la reconstrucción":

    1 No hagas [¿algo malo?] y sirve a [¿nombre de persona?] 2 gobernante de [¿nombre geográfico?]… gobernante…
    3 [¿nombres geográficos?]…
    4 [irreconocible] y siembra el juicio sobre YsD rey de Gath…
    5 seren de G[¿aza?]… [irreconocible]…

    "Basta ver el dibujo [de la inscripción] que presenta Galil para darse cuenta de la extensión que alcanzan las letras dudosas o inexistentes, representadas como perfiladas. ¿Ciencia? ¿O test de Rorschach epigráfico?", se pregunta retóricamente Silberman.

    ¿Qué nos queda después de todo? Una inscripción de hace 3.000 años, descubierta en una aldea de la época que luego se fortificó durante el período helenístico, y que no se sabe qué dice. ¿Y la conexión con la Biblia, con David, Salomón, Goliat…? Pues la misma que la de los círculos del cereal con visitantes de otros mundos. Pero el fundamentalismo religioso y político judío necesita que el Antiguo Testamento sea históricamente cierto para justificar sus pretensiones y, como cualquier otro nacionalismo, no tiene reparos a la hora de manipular la Historia.

  3. #23
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    Predeterminado

    La Biblia, tal y como la conocemos, fue recopilada por primera vez en la historia en el siglo III antes de Cristo, cuando setenta sabios judíos fueron invitados por el rey Ptolomeo II a acudir a Alejandría para aportar a la famosa biblioteca la historia del pueblo de Israel (lo que hoy llamamos el Antiguo Testamento). Durante meses, pusieron por escrito la memoria de miles de años del pueblo de Israel, desde Adán, hasta Moisés, incluyendo los libros históricos, sapienciales y proféticos.

    Su trabajo se tradujo del arameo y hebreo antiguos al griego. Así nació la llamada Biblia de los Setenta o Alejandrina (también Septuaginta), en la que se basa el texto cristiano actual.

    Una recopilación hebrea de la historia de pueblo de Israel, llamado texto masorético ('tradición', en hebreo), se hizo en el siglo IX DC. Es la versión hebraica que no incluye el Nuevo Testamento.

    El Nuevo Testamento y la recopilación de los Evangelios que retrataron la vida de Jesús, tuvo numerosas fuentes y autores. El papiro más antiguo del Nuevo Testamento es un fragmento de Juan que data de los años 125-130 d.C.

    Sin rastro físico

    De aquellos originales de la Biblia alejandrina, al igual que los textos de los filósofos griegos presocráticos, no hay ningún rastro físico. Todo aquello se esfumó debido a los saqueos e incendios de la legendaria biblioteca, pero también debido a su débil soporte de transmisión: el papiro, la vitela y el cuero, no resisten el paso del tiempo. Lo mismo sucedió a los escritos evangélicos

    ¿Cómo sobrevivió ese conocimiento?

    Durante años, se han hecho miles y miles de copias de copias. Sin embargo, eso produjo una duda hermenéutica: "Los textos antiguos fueron copiados por batallones de escribas, frecuentemente en los monasterios, y sufrieron numerosas afrentas que van desde la simple falta de ortografía o de atención del copista, hasta la correccción doctrinal y voluntaria", afirman Roselyne Dupont-Roc y Philippe Mercier enLos manuscritos de la Biblia (Ed. Verbo Divino). Como cada copia siempre tenía algún error de interpretación o de transcripción, la paleografía cristiana se ha esmerado en comparar copias con otras copias para recomponer un texto lo más parecido al original.

    ¿Se había hecho un buen trabajo o había pasajes falsos o equívocos? ¿Estaban los cristianos de todo el mundo confiando en unos textos erróneos?

    Los manuscritos del mar Muerto

    Cuando dos pastores beduinos penetraron por error en 1947 en una cueva en busca de una cabra perdida, y descubrieron antiguos rollos encerrados en vasijas, se desató una de las disputas paleográficas más fascinantes de la historia.

    Esos rollos contenían extractos o pasajes enteros de los libros de la Biblia. Se les denominó los rollos del Mar Muerto. Procedían del año 150 a.C hasta el 70 d.C. Muy pronto surgieron teorías curiosas sobre su contenido: unos afirmaban que esos textos daban una vuelta a los Textos Sagrados, los cuales habían sido deformados a lo largo de los siglos por la historiografía cristiana.

    Otros, añadieron que la Iglesia no quería dar a conocer su contenido pues contenían reveladoras contradicciones sobre Jesús. Los hubo que dijeron que era el mejor testimonio del Nuevo Testamento, y hasta que Jesús formó parte de la comunidad de los esenios, la secta enigmática que había escrito y guardado esos textos en vasijas.

    Nada de eso es verdad.

    Los textos hallados en las cuevas de Qumrán, a orillas del Mar Muerto, son fragmentos procedentes de unos 800 manuscritos que, en su origen, se presentaron en forma de rollos. Muchos de esos manuscritos son copias de copias, pues en la antigüedad, el papiro era desgraciadamente, la forma más popular de transmitir el saber. Y el papiro se deteriora fácilmente.

    Antiguo Testamento

    ¿Qué contenían entonces? En parte son textos bíblicos, del Antiguo Testamento, y en parte son textos religiosos no bíblicos de diverso signo, como reglas morales y legales. Existen unos 200 manuscritos bíblicos entre los que se encuentran 32 copias del Libro de los Salmos, 28 copias del Deuteronomio, 21 copias del Libro de Isaías, citas ínfimas (los teffilim, o pequeñas tiras de cuero), con citas del Éxodo y del Deuteronomio, tiras que se ponían en un estuche y que se llevaban en el brazo o sobre la cabeza.

    Los manuscritos esenios permitieron completar algunos pasajes oscuros de las Sagradas Escrituras, pero no descubrieron nada realmente fascinante, a pesar de que se trató de uno de los hallazgos arqueológicos más importantes del siglo XX.

    Reconstrucción exacta

    Al cotejarse los manuscritos de Qumrán con las versiones modernas de la Biblia, muchos exegetas y paleógrafos respiraron tranquilos al comprobar que la historiografía cristiana, después de todo, había trabajado con enorme exactitud: había logrado componer unos escritos sagrados bastante certeros.

    Los manuscritos de Qumrán demostraron que el trabajo de los doxógrafos y paleógrafos cristianos fue serio y atinado durante siglos, y que en Qumrán solo había textos del Antiguo Testamento.

    Y a pesar de que, más recientemente, el padre Josep O'Callahan, (experto papirólogo), vio en algunos de estos trozos de Qumrán pequeñas frases del Nuevo Testamento, un examen más profundo constató que la vida de Jesús no estaba recogida en los manuscritos.

    ¿Quiénes eran estos esenios?

    Según se desprende del texto referido a la Regla de la Comunidad, los esenios eran un grupo judío "fuertemente estructurado, con su propia jerarquía y sus funcionarios, cuyos miembros ponían en común todos sus bienes, participaban en comidas comunitarias, y se hallaban sometidos a una disciplina muy estricta, con penas y castigos para cualquier transgresión", comenta Florentino García Márquez en la reseña 'Los manuscritos de Qumrán'. En suma, un grupo de judíos conviviendo hace más de dos mil años bajo mismas reglas que los kibutz del siglo XX.

    ¿Por qué se habían retirado al desierto, imitando al profeta Isaías? Según se desprende de otro texto encontrado en Qumrán, (la Regla de la Guerra), se llamaban a sí mismos Los Hijos de la Luz, se habían retirado para purificarse, y esperaban volver a Jerusalén "al final de los tiempos", después de haber vencido a Los Hijos de las Tinieblas.


    Los textos del Mar Muerto son públicos desde 1991, cuando las autoridades arqueológicas de Israel (que controlan el acceso a los documentos desde la Guerra de los Seis Días en 1967), permitieron la libre consulta a todos los documentos. Desde esa fecha, se han ido fotografiando, y desde hace pocos años, se podían consultar en internet en este formato. Pero ahora, con Google, se pueden consultar de una forma mucho más cómoda: digitalizados. Y además, Google Maps aporta la localización exacta de aquellos manuscritos.

    ¿Y la vida de Jesús?

    Aunque parezca increíble, reunir las partes del Nuevo Testamento fue una tarea incluso más ardua para los eruditos. Tras la muerte de Jesús, en la primera mitad del siglo I, sus milagros y obras fueron pasando de boca en boca hasta extenderse por todo el Mediterráneo. En la segunda mitad del siglo I había decenas de versiones: en siríaco, en copto, en latín, en griego culto, en armenio.... Algunas coincidían. Otras no.

    El caso es que a medida que pasaba el tiempo, aumentaba el número de versiones. Cuanto más famoso era Jesús, y más se extendía el cristianismo por el mundo, más difícil era encontrar 'la versión' fiable de su vida.

    En el 370 se elaboró una lista que contenía cuatro evangelios creíbles, además de epístolas o cartas de San Pablo, hechos de Apóstoles y el Apocalipsis de San Juan. En un concilio celebrado en 397 después de Cristo fueron consagrados después de cotejar unos con otros, y descartar varias versiones.

    - El evangelio de San Mateo es el más directo pues Mateo fue uno de los discípulos de Jesús, a quien fue encomendada una misión de apostolado por el mundo.

    - San Marcos y San Lucas no conocieron a Jesús pero oyeron de él por los relatos de San Pablo. Eran sus discípulos.

    - Por último, está el evangelio de San Juan, el más joven de los discípulos. Este evangelio diferente a los otros tres en su redacción y en su estilo.

    Ahora bien, estos evangelios pudieron haber sido escritos por ellos, o por comunidades de fieles que recogieron estas versiones y las compilaron entre el siglo I y el III. Luego, esas versiones fueron copiadas centenares de veces hasta que los concilios las consagraron.

    ¿Y dónde están los manuscritos?

    Los eruditos de hoy calculan que hay a su disposición hasta 150.000 manuscritos antiguos. Pero dentro de esa marabunta de manuscritos, se ha determinado cuáles son los más fiables.

    Son manuscritos se hallan hoy en el Vaticano, en San Petersburgo, en París, en Cambridge... De alguno solo hay pequeños trozos que han tenido que ser complementados con versiones posteriores.

    El manuscrito más antiguo y completo del Nuevo Testamento es el Codex Sinaiticus, conservado en la Biblioteca Británica de Londres. Está escrito en griego uncial (un tipo de letra mayúscula), y data del 330-350 después de Cristo.

    Pero si hablamos de trozos sueltos, el más antiguo procede del 125-130 después de Cristo, se llama el papiro Rylands y procede del evangelio de San Juan. Está escrito por ambas caras y se conserva en la Biblioteca Rylands de Manchester.

    Cada año, aparecen nuevos 'trozos' del Nuevo o del Antiguo Testamento, y entonces se desata una pelea para saber si es copia fiel, o si es una versión mal trabajada.

    El último texto apareció en 2012 y provocó un pequeño revuelo en marzo de 2014, cuando fue dado por cierto por la Harvard Theological Review. Se trata de un pequeño pasaje del Nuevo Testamento datado entre el VI y el IX d.C. y que expone esta frase: "Jesús les dijo: mi esposa...".

    Nadie duda ya de sus falsedad.

  4. #24
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  5. #25
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  6. #26
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    Navidad: ¿quién decretó que Jesús nació el 25 de diciembre y por qué se eligió esa fecha?

    A pesar de que los años se dividieron con el nacimiento de Jesús, esta fecha no sería la correcta. Conoce quién y cómo se eligió el día en que nació el hijo de Dios.

    La Navidad es una celebración internacional que festeja el nacimiento del niño Jesús cada 25 de diciembre. Esta fecha fue escogida por un sumo pontífice en el año 354 d. C. Sin embargo, sus cálculos no habrían sido precisos al obviar un par de eventos importantes de la historia. En ese sentido, te contamos cuál sería el verdadero motivo por el que se recuerda el nacimiento del hijo de Dios en el último mes del año.

    ¿Quién decretó que Jesús nació el 25 de diciembre?
    No fue hasta el año 354 d. C. que se estableció que Jesús nació el 25 de diciembre. La fecha fue decretada por el papa Liberio.

    Cabe resaltar que la Biblia no especifica una fecha exacta, y solo los evangelios de Lucas y Mateo relacionan el nacimiento de Jesús con dos hechos históricos: el reinado de Herodes (40 a 4 a. C.) y el censo ordenado por el gobernador romano de Siria, Quirino, en el año 6 d. C.

    Sin embargo, el libro del cristianismo sí menciona que Jesús murió a los 33 años, cuando Poncio Pilatos era prefecto de Judea (26 a 36 d. C.). Esto situaría el nacimiento del salvador entre el 7 a. C. y el 3 d. C.

    En ese sentido, si se toma como referencia que Jesús nació durante el gobierno del rey Herodes y se descarta el dato del censo de Quirino, habría nacido en torno al 6 a. C.

    Ya sabemos el año aproximado según los registros bíblicos, pero ¿cuál fue el motivo por el que se escogió el 25 de diciembre?

    Esta fecha está relacionada con las Saturnales, unas importantes fiestas romanas realizadas en honor a Saturno, dios de la agricultura, que se celebraran desde el 17 al 23 de diciembre.

    Después llegaban las festividades de Brumales y Dies Natalis Solis Invicti, las cuales tenían lugar el mismo 25 de diciembre y celebraban el solsticio de invierno, el período más oscuro del año, cuando el Sol sale más tarde y se pone más pronto.

    El elemento central de las tres festividades era la luz. En ese sentido, el cristianismo adaptó esto con la luz divina que iluminaría el mundo con el nacimiento de Jesús.

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