LAS LEYES DE LOS HOMBRES Y SUS RELIGIONES ENTRISTECIERON A DIOS

Desde muchos años atrás y hasta los tiempos de Jesucristo, los hombres codiciosos y confundidos, y también sus falsas religiones, enseñaban que las leyes de sus "dioses" mandaban matar al enemigo, mandaban matar a los que no cumplían fielmente con las leyes religiosas..., y en aquellos tiempos tan terribles y turbulentos, tiempos de hombres codiciosos, de falsas religiones y falsos "dioses" que mandaban a los hombres matar a sus semejantes cuando los hombres no cumplían con aquellas falsas leyes de los falsos "dioses", entonces, en aquellos tiempos y en aquellos días, Dios, en su misericordia, se hizo Hombre, habitó entre nosotros y vimos su Gloria, Gloria como la del Unigénito Hijo de Dios lleno de Gracia y de Bondad. En aquellos terribles días en que los hombres codiciosos y sus "dioses" falsos mandaban matar a las personas por diversas causas, Jesucristo, de alguna forma nos dijo: ¡No!... ¡¡No sigáis matando!! ¡Dejad de matar a los hombres y a las mujeres! ¡Dejad de matar!..., porque el Dios verdadero nos ama a todos, y Él manda caridad.

Dios había entregado la Ley a su pueblo en tiempos de Moisés muchos años antes de Jesucristo, pero los hombres no fueron fieles a la Ley de Dios y en sus libros religiosos escribieron muchas leyes que ya no eran la verdadera Ley de Dios:

"Aun la cigüeña en el cielo conoce su tiempo, y la tórtola y la grulla y la golondrina guardan el tiempo de su venida; pero mi pueblo no conoce el juicio de Yavé. ¿Cómo decís: Nosotros somos sabios, y la ley de Yavé está con nosotros? Ciertamente la ha cambiado en mentira la pluma mentirosa de los escribas." (Jeremías 8:7-9).

Esto es lo que dijo Jeremías antes de Jesucristo. El profeta Isaías también había escrito en sus libros que el pueblo elegido ya no vivía la verdadera Ley de Dios. Y Jesucristo, cuando comenzó a predicar, recordando las palabras del profeta Isaías, así dijo a los sacerdotes y escribas de Israel:

"Hipócritas, bien profetizó de vosotros Isaías, cuando dijo:
Este pueblo de labios me honra;
Mas su corazón está lejos de mí.
Puesen vano me honran,
Enseñando como doctrinas, mandamientos de hombres". (Mateo 15:7-9)

Así empezó su predicación Jesucristo, enseñando la verdadera Ley de Dios y enseñando que los sacerdotes y escribas de Israel estaban enseñando como doctrinas mandamientos de hombres. Jesucristo restableció la verdadera Ley de Dios.