Descubrir el mundo de las ceras fue como adentrarme en un tesoro versátil y multifacético. Desde la cera de abeja hasta las ceras microcristalinas, he presenciado cómo estas maravillas naturales son protagonistas en una amplia gama de aplicaciones. La cera de abeja, en particular, se ha convertido en mi favorita. Con sus propiedades suavizantes y nutritivas, la encuentro fascinante en aplicaciones cosméticas y farmacéuticas. Su capacidad para retener la humedad y crear barreras protectoras la hace un ingrediente invaluable en bálsamos labiales, cremas y ungüentos medicinales. Por otro lado, las ceras microcristalinas, la carnauba y la candelilla no se quedan atrás, conocí hasta el Bee wax y está bastante genial. En el mundo industrial y alimentario, su versatilidad es asombrosa. Desde recubrimientos protectores hasta su uso en la conservación de alimentos, estas ceras ofrecen propiedades de barrera y brillo que son esenciales en una amplia gama de aplicaciones. Las ceras, en sus diversas formas, se han convertido en elementos fundamentales, siendo la clave para crear productos que nos nutren, protegen e incluso embellecen. Estos descubrimientos han abierto mi mente a un universo de posibilidades donde la naturaleza misma se convierte en aliada en nuestra vida diaria.