BREVE HISTORiA DE CAÍN Y ABEL.

[tomas0402]

Breve, ya que la Biblia así lo quiso.

Aquella mañana Caín se levantó con fuertes dolores en las rodillas. En la plantación que tenía de melones y sandias, aquel año se criaron cosa nunca vista: parecían frutos de mesas de dioses, y él había prometido a Yahveh, el Dios de sus padres, los dos mejores melones y sandias que hallara en su melonar.

Rebuscó con esmero las piezas que iba a ofrecer a Yanveh. Una vez seleccionadas las puso en lo alto de una piedra, para que las aves del cielo comieran e hicieran desaparecer aquellos frutos que él con su mejor intención ofrendó al Dios de sus padres, y a su Dios.

Aquella mañana Abel se levantó con mal cuerpo. La noche anterior había cenado cordero asado en las brasas y se había excedido un poco. Se acordó que tenía un cordero hermoso donde los haya y ese día tenía pensado ofrecérselo a Yahveh, el Dios de sus padres.

Cogió un haz de leña y se acercó al redil, donde estaba su hermoso cordero. El mejo que nunca tuvo. Lo metió en un saco que se echó en las espaldas, y se dirigió al montículo en dónde solía sacrificar sus ofrendas a Yahveh.

Llegado al montículo, Abel degolló al cordero cortándole la yugular con una pieza de silex y, después, hizo una hoguera con el haz de leña que llevaba. Allí quemó al cordero, para que el olor de los humos de sus carnes achicharradas agradaran el olfato de Yahveh.

NOTA
En este punto de la Biblia no sabemos por qué Caín y Abel sabían que había que hacer ofrendas a Yahveh, cuando había echado a sus padres a patadas del Paraíso. Tampoco sabemos cómo degolló al cordero y cómo hizo fuego para quemarlo. Si no lo quemó, cómo lo ofrendó a Jehová (perdón, a Yahveh).

Pero que quede clara una cosa: Hacer sacrificios, solamente los pudo hacer Abel. El pobre Caín, con sus melones y sandias, pocos sacrificios podía hacer.

Y a todo esto ¿Por qué la ofrenda de Abel le gustó más a Jehová (perdón, Yahveh) que la ofrenda de Caín?

Porque, si lees el Antiguo Testamento, a Yahveh le fascina el olor de holocausto (carne quemada). Quita esos pasajes y te quedas sin media Biblia.

Podéis mirar para otro lado, pero lo escrito, escrito está.