Como pueden comprender, ninguno se pondrá como líder de los demás, ni erigiremos a un grupo gobernante. Pero todos seremos seguidores de un mismo Señor, Ieshu el Ungido, y de su enseñanza (impartida también por sus apóstoles), y de un mismo Dios, el Padre, el cual es nuestro único Dios.

No cometeremos aquella acción que desagradó a Dios, cuando los hijos de Israel eran guiados por el profeta Shamuel, que hablaba de parte de Dios y no de si mismo; y pidieron un rey para parecerse al resto de los pueblos.

Si Dios no elige entre nosotros líder, entonces no habrá líder. Aunque nuestras autoridades religiosas serán las mismas que las de los verdaderos cristianos. Los apóstoles y los profetas, siendo el Ungido la Piedra Angular; y Dios, bendito sobre todas las cosas.