El filósofo de la Ciencia Mario Bunge es muy claro a la hora de criticar la cultura pseudocientífica. Transcribo su opinión: “Los científicos y los filósofos tienden a tratar la superstición, la pseudociencia y hasta la anticiencia como basura inofensiva o, incluso, como algo adecuado al consumo de masas; …esta actitud sin embargo es de los más desafortunada* por las siguientes razones: 1º la superstición, la pseudociencia y la anticiencia* no son basura que se pueda reciclar y transformar en algo útil: se trata de virus intelectuales que pueden atacar a cualquiera –lego o científico- hasta el extremo de hacer enfermar a toda una cultura y volverla contra la investigación científica, 2º.el surgimiento y la difusión de la superstición, la pseudociencia y la anticiencia son fenómenos psicosociales importantes dignos de ser investigados de forma científica y ,tal vez, ser utilizados como indicadores del estado de salud de una cultura. 3ª: La pseudociencia y la anticiencia son casos adecuados para poner a prueba la filosofía de la ciencia…).

Por otra parte nos aporta alguno de las claves diferenciales entre la ciencia y pseudociencia:

Mientras que la ciencia admite su propia ignorancia, considera que su campo es difícil y lleno de lagunas y avanza mediante el planteamiento y la resolución de nuevos problemas la*pseudociencia es dogmática e inamovible.

La ciencia recibe con agrado nuevas hipótesis, las ensaya, intenta descubrir y/o aplicar leyes, aprecia la unidad de la ciencia cosa que no hace la pseudociencia.

La ciencia busca contra-ejemplos, inventa o aplica sistemas objetivos de control, resuelve las disputas mediante experimentos o cálculo,*la pseudociencia remite a la autoridad y omite o tergiversa datos no favorables.

La ciencia actualiza sus conocimientos, busca comentarios críticos cosa que eluden las pseudociencias.

Por último los artículos científicos no suelen ser tan comprensibles por todo el mundo (exigen formación) mientras que*los pseudocientíficos son habitualmente muy fáciles de entender.