Cita Iniciado por Giordano Bruno Ver Mensaje
A finales de 2012 estaba en una situación de tránsito. Cerraba la graduación de mis hijos en sus profesiones, separado, haciéndome cargo de mi vida de manera solitaria, tengo muchos amigos como para sentirme solo. Las parejas sentimentales y amistades en general habían oscilado en el rango de no más de 3 o 4 años de mi propia edad. Ese año comenzó a frecuentarme una chica que era 21 años menor que yo, me buscaba en una relación profesional, pero sus cada vez mayores visitas pasaron a su asesoría profesional como correctora de estilo de un trabajo que tenía pendiente. Trabajamos juntos durante algunos meses y esa frecuencia, su interés traspasó el muro de lo profesional para entablar una relación más personal.

Yo al principio tenía mis fuertes dudas, porque éramos dos generaciones diferentes y teníamos 21 años de diferencia. Me preguntaba ¿qué proyecto podíamos construir con esta diferencia? Algunas de mis amigas me animaban y me decían que si existían verdaderos sentimientos, eso no era demasiado relevante. Aunque el diferencial de vida si impondría diferencias importantes de edad sobre todo al envejecer yo. Esta chica se encontraba entusiasmada conmigo, era totalmente autosuficiente, contaba con su propio departamento, una profesión, empleo estable y un proyecto de vida claro y firme.

Al final de la asesoría en su corrección de estilo yo estaba muy agradecido con su trabajo y pensé compensar invitándole a comer a un restaurante italiano. Ella evadió y bueno pensé que mejor era mantener la sana distancia y que no se confundieran las cosas.

SIn embargo un día llegó y me dijo que sabía que yo cocinaba. Así que me aceptó la invitación con tal de que yo le hiciera espagueti a la boloñesa en su casa. Bien, me pareció una buena compensación y acepté cocinar para ella en su casa y me puse de acuerdo para ir previamente a la compra y cocinar en su casa.

Continuará.
Aysssssss Bruno, no nos dejes así que me estoy comiendo las uñas, anda, anda, no tardes!