El paso de la Granada cristiana a la musulmana se hace por medio de capitulación. Tras diez años de guerra el último reducto del Islam se rinde en el año 1491. En las capitulaciones previas a la rendición, se llega al acuerdo de que a los vencidos se les garantiza el libre ejercicio de su religión, ley, lengua y costumbres. Así mismo se les asegura que no han de pagar más tributo “a sus altezas que aquello que pagaban a los reyes moros”. Incluso existe una cláusula que indica expresamente “Que los habices y rentas de las mezquitas, y las limosnas y otras cosas que se acostumbran a dar en las mudarazas y estudios y escuelas donde enseñan a los niños, quedaran a cargo de los alfaquis para que lo destribuyan y repartan como les pareciere, y que sus altezas ni sus ministros no se entremeterán en ello ni en parte dello, ni mandaran tomarlas ni depositarlas en ningún tiempo para siempre jamas”.
En realidad el documento de la capitulación es bastante más extenso. Redactado con generosidad hacia los vencidos deja una puerta abierta a fin de evitar lo que se avecinaba. Los Reyes Católicos promocionan viajes al Africa completamente gratis durante un tiempo. El que marche tiene derecho a una vuelta al cabo de unos años y por fechas limitadas. Transcurrida esta oferta, el viajero ha de pagar de su bolsillo un dinero. Esta permisividad se debe a facilitar la salida de musulmanes fuera de la Península. El permitir la vuelta en tiempo determinado es para el control de sus tierras y negocios por parte de los musulmanes. De no hacerlo así nadie o muy pocos se hubiesen marchado. Más esta generosidad viene auspiciada por los problemas que presenta la Conquista de Granada.
En primer lugar hay que corresponder (por no escribir la palabra “pagar) a todos aquellos que de una u otra forma han tomado parte en la conquista. Alguno se conformaría con dinero, normalmente procedente de Italia. Otros posiblemente obtendrían cargo politico. La mayoría demanda tierras. Y es aquí donde radica uno de los principales problemas: ¡Son muchos a repartir!
Otro problema es la posibilidad de levantamientos musulmanes para reconquistar lo perdido. Urge pues el prevenir cualquier movimiento que abrigue ese fin. Para ello se necesita descabezar a los musulmanes de su emir y otros jefes principales. La correspondencia entre Hernando de Zafra, secretario de los Reyes Católicos y Aben Comixa, ministro de Boabdil es muy explícita. Se realiza un complot, para que el emir de Granada venda a la Corona de Castilla, los bienes adquiridos gracias al tratado de capitulación. Cuando Boabdil se da cuenta del engaño, su antiguo ministro esta en el exilio cristiano. Para mas infortunio del “Desdichado” una vez en Fez donde fue acogido por el sultan Ahmed el Meriní, las hordas de los Xerifes atacan de improviso la corte. Boabdil encuentra la muerte. Tragedia es tambien, lo sucedido al “Zagal” tio de Boabdil. Tras vender sus posesiones a Castilla macha al Tremecen. Le da protección el sultan, hasta que su sobrino aún en el poder envia carta narrando la rendición de Guadix, Baza y Almería. Puede que interesado por el oro, la presión de los súbditos o movido por hacer justicia, el sultan lo encuentra culpable El castigo es dejarle ciego mediante el fuego y la confiscación de bienes.
Supone en esos tiempos, un escandalo para la Cristiandad, el que en el sur de la Península Ibérica quede un residuo musulmán. El mismo papa Inocencio Vll había dado bula de Cruzada para la expulsión. Politicamente incluso el Islam puede servir de elemento de cohesión para grupos subversivos, que atenten contra la Monarquía Castellana y contra el Catolicismo. Se hace preciso la conversión o el destierro. Asi desde primera hora, la Corona tiene en mente el atraerse al musulmán mediante la persuasión ¡Otra cosa e lo que suceda después!