Todos los valores de nuestra cultura descansan en la presuposición que el sentido de este mundo está fuera de él. Dios cristi personifica ésta presuposición. Por eso su librillo promueve justamente los antivalores que señalé.
La moral de gente potente es noble, elevada y opera con la contraposición «bueno» y «malo»; bueno es todo cuanto eleva el individuo, todo cuanto lleva a afirmar la vida; bueno es igual a noble, poderoso, bello, feliz, grato a las potencias. La moral de esclavos es la moral del rebaño y de la mediocridad, una moral impregnada de instinto de venganza contra la vida superior; es la moral de la democracia: quiere igualar todas las personas; una moral que glorifica todo aquello que hace soportable la vida a los débiles; bueno será igual a pobre, carente, impotente, enfermo, feo, caridad, culpa y redención.
La humanidad venía bien con sus pluralidades y diversas formas de habitar el mundo, pero, se produjo la inversión de los valores morales: una rebelión de los esclavos obra de los judíos y el cristianismo que se inicia cuando el resentimiento deviene creador y genera valores basados en deuda y debilidad.