El Hijo de Dios vino
para ayudar a las personas a conseguir dos tipos de libertad.
Primero, las ayudó a liberarse de las enseñanzas opresivas
de los líderes religiosos. Muchos judíos eran esclavos
de las tradiciones y de creencias erróneas (Mat. 5:31-37; 15:1-11).
Los que se consideraban guías espirituales en realidad no servían a Dios,
así que estaban ciegos ellos mismos.
Al rechazar al Mesías y su luz espiritual,
permanecieron en oscuridad y siguieron siendo esclavos del pecado
(Juan 9:1, 14-16, 35-41).
Jesús mostró a las personas mansas
cómo conseguir liberación espiritual al enseñarles la verdad
y darles un buen ejemplo (Mar. 1:22; 2:23-3:5).
LO QUE YO ENSEÑO NO ES MIO
PERTENECE AL QUE ME ENVIO” (Juan 7:16.)