Jesucristo manda predicar el Evangelio no las biblias... No todo en la Biblia es palabra de Dios, pues las biblias contienen muchos preceptos de hombres que contradicen lo que manda Jesucristo...Iniciado por KIMO;1695221081
Jesucristo manda predicar el Evangelio no las biblias... No todo en la Biblia es palabra de Dios, pues las biblias contienen muchos preceptos de hombres que contradicen lo que manda Jesucristo...Iniciado por KIMO;1695221081
Los misericordiosos mandamientos de Jesucristo, muy pocos los quieren guardar con amor, porque mandan NO MATARÁS y tener misericordia con todos... Prefieren a ""Pablo"" que justifica la esclavitud y la Ley de la espada...
Contestando al título del tema:
¿Acaso tiene importancia el que las creencias sean verdad o no si ya están metidos en la religión por su necesidad imperiosa de creer?
"El amor hace que todos espejos seamos, por eso más recibimos cuanto más damos".- Rahwananda.
Claro que tiene importancia que las creencias sean verdad.
La Verdad es Jesucristo, pues Jesucristo dijo: "Yo soy el camino, y la verdad, y la vida".
Y creer en Jesucristo no es estar metido en religiones de hombres que no enseñan lo que Jesucristo enseñó cuando predicó el Evangelio. Creer en Jesucristo es creer todo lo Jesucristo enseña en el Evangelio y guardar todo lo que Jesucristo mandó guardar.
Los mandamientos de Jesucristo son todos misericordiosos y son mandamientos de vida que dejaron anulados todos los mandatos de muerte que los hombres habían añadido a la ley en el viejo testamento y que ordenaban a los hombres penas de muerte, guerras, genocidios, esclavitud y sacrificios que Dios no quería ni había mandado.
Todos esos mandatos del viejo testamento que faltaban a la misericordia fueron abolidos por Jesucristo porque no eran de Dios, pues la misericordia era lo que Dios había mandado desde siempre y para siempre, porque la misericordia es lo que Dios quiere y siempre quiso.
Y la misericordia es lo que Jesucristo enseña en el Evangelio y es necesaria e imprescindible y lo que da vida a todos los hombres y mujeres de buena voluntad. La misericordia no se debe rechazar ni dejar de guardar.