¡Qué buen tema Jlfebas!...jugar a médicos.

¿Te has dado cuenta que a este "juego" se puede jugar a cualquier edad?.

¿Quién no ha jugado de muy pequeño/a a los médicos?. Los que luego hemos tenido hijos lo recordamos mejor porque hemos visto repetida la conducta en ellos. Tomando la temperatura con un termómetro de mentira, oyendo los latidos del corazón con un fonendoscopio de plástico y … ¿cómo no?, poniendo una inyección que lo cura todo con una jeringuilla supergrande.
Eran tiempos de inocencia, donde el enfermito podía ser cualquiera, pero mejor si era la mamá o el papá, porque así el doctorcito o la doctorcita se sentían más importantes en el juego.

Luego en la pubertad se despiertan otros instintos básicos y normalmente somos los chavales los que queremos jugar para auscultar a nuestras primas, hermanas o vecinas menores para intentar "a ver si por casualidad" se destapaba un pezoncito o le podíamos tocar el culete.

Pero es con la mayoría de edad cuando estos juegos cambian de sentido y este, como otros, queda relegado al imaginario colectivo de lo morboso pero no realizable. Aunque en todas las tiendas de disfraces, en todas las películas de fiestas locas, el disfraz de enfermera/doctora sexy siempre está presente. ¿Por qué será?.

Evidentemente jugar a médicos en la edad adulta tiene unas reglas de juego más rotundas y ahora más que auscultar nosotros nos gusta ser los enfermitos y que nos pongan un tratamiento intensivo contra la subida de temperatura corporal y el picazón genital.

Ciertamente como muy bien dices, Jlfebas, a todos nos gustaría jugar a médicos, pero la vergüenza o la timidez nos vence.