Yo nací en una familia nuclear evangélica, y el resto de la familia era católica; pese a ese detalle se llevaban muy bien. Pero al grupo de hermanxs que éramos no nos caía bien ciertas actitudes para con la gente trabajadora de bajos recursos. Todo era hipocresía:
Hacían sus pantomimas de amor al prójimo y en ese mismo acto se sentían superiores a todxs aquellxs de bajos recursos.
A medida que creciamos nos dimos cuenta de esas cosas y las hablábamos en el ambiente fraterno a la vez que con amistades. También veíamos como en el fondo no respetaban otras creencias sino que fingían respetarlas pero todo el tiempo aclarando que son ciegos y confundidos los que no crean en el dogma cristiano.
Naturalmente tuve mis primeras diferencias en los primeros años de adolescencia pues confiaba que la gente que me había ayudado a desarrollarme podría razonar estas cosas. Mi familia.
Pero había un patrón entre ellos y sus amistades cristianas:
Si no creían en lo que decían creer y no hacían todo el ritualismo cotidiano del buen cristiano sus vidas no tenían sentido, y tenían miedo al qué dirán de la congregación, estaban atrapados, acorralados, sólo podían caminar en línea recta y cubrirse los oídos.
Así que un poco respondiendo a tu título; en mi experiencia y parecer, es cuestión de buscar certezas metafísicas que no puedan nunca variar porque ahí tendrán la seguridad de que el sinsentido de la vida aunque los araña ellos pueden hacer "lalalallaa" tapándose los oídos. Y claro que además del consuelo de no poder aceptar el caos y el vacío con creatividad, pero así pudiendo sostenerse en alguna certeza definitiva e inmóvil - ey, el consuelo está, es real,
Las terapias en grupo que llaman congregación tienen esa función.
Yo obviamente a mis quince años me di cuenta que debía escapar de todo eso antes de caer perdido en esos cementerios; y me puse a terminar estudios y a entablar relaciones de otros ámbitos en busca de nuevos mapas para recorrer el mundo. Me fue bien por suerte; hay gente que no tiene mi suerte: por ej testigos de Jehová que lo pierden todo porque sus familiares los destrozan (si deciden alejarse de la organización) con actitudes destructivas; o evangélicos también, que por suerte pude verlo desde adolescente para convencerme de poner manos a la obra para escapar de esos destinos de sumisión y miedo.
Hoy por hoy obviamente no respetan mis desiciones tomadas de independencia, ni las de mi hermana. Yo fui el primero en safar.
Pero al menos me logré rodear de la gente alineada a mis nociones, y forjamos una mejor forma de habitar espacios compartidos, y también la espiritualidad.
Claramente no dejé de ser creyente, también te lo digo porque conozco tus afirmaciones; pero lo bueno es no haber reducido mi vida al dogma como un eje central, lo que tenga de dogmático no se estanca en rigideces ni en absolutos objetivos gracias a dios
Jaja
Bueno, pero ya enserio, me pareció que en este tema cabía perfecto mi trasfondo (el más completo que he dado hasta ahora) pues desde ese ángulo puedo respetar a los cristianos y entender su necesidad, pero no por eso dejar de señalar lo que es innecesario de sus maniobras.
Saludos