Ahora vine a narrar como no suelo narrar.
Es lo que no tiene palabras para expresar aquello;
lo que pude experimentar, lo que pude respirar.
Lo importante en estas próximas mil oraciones,
es desnudar las palabras para que ataquen los insectos;
para entrenar la piel en las palabras:
la piel que recibirá los venenos,
ésta que puede absorber pero también diluir.

Se puede sudar las toxinas y Gaia lo sabe,
Tifón me ha visto lograrlo en varias ocasiones.
Pero Dionisio quiere reirse con un chiste diferente,
él me a provocado para jugar en otro tablero,
uno que eligió él. Dionisio, tú sabes dónde tocarme.

Así que luego de varias decenas de giros solares
viendo los apéndices de Tifón,
charlando con los chthónicos,
así me dije:
¿Por qué no?
Si en tus creencias está el juego
Si el tablero no te lo prohíbe;
que lancen los dados los aventureros.
Nada más divertido que verlos probar suerte.

El momento tan esperado, el momento del telón abriéndose. Las fichas acomodadas y cada uno eligiendo al personaje.
He escuchado los Ecos del Abismo varios giros solares,
He charlado con los chthónicos lo suficiente,
Así ahora abro las puertas y bienvenidos:
Jugadores y Personajes no jugadores.
La gracia en lo gracil es decir lo que no se puede decir en lo contrario, en donde la contradicción cree existir por la dinámica del juego estéril.

-¿Ya terminaste?
-Bueno, sí, ya puedes pasar...