Que tal, soy Cristian.
Un loco de las letras, poesía, amor y demás miserias humanas.
Vengo a desahogarme y recordar, contando a modo de relato algunas historias.
Espero sean de su agrado y me ayuden leyendome.
Todos alguna hemos salido con alguien a quien no superamos, alguien que se quedó en nuestra cabeza, por la razón que sea.
Xelan es el alias que le di a esa cara redonda de dentadura perfecta, ojos rasgados, cabello quebrado y castaño. Nunca con la mejor figura, pero con un aroma a manzana que te hacía entender lo que pasó Eva. Como cereza coronandola, tenía una voz tranquila, ecuánime, pero sensual como escogida para una hotline.
Xelan y yo, subimos y bajamos el mundo, igual nos paseamos por un café, un bar, la calle, teatro o un parque ecológico.
Nos besamos, acariciamos y tuvimos sexo en cada autobús, en cada rincón, en cada elevador, en cada momento posible, no dejamos pasar una oportunidad, solíamos fotografiar y grabarnos. Chorros en las cámaras, gemidos en los audios. Lento, suave fuerte, violento, casi siempre desquiciado y ensordecedor.
A su aroma de manzana, dentadura perfecta, a su lengua de gato y manos expertas, a su piel blanca y sus piernas de corbata.