Respecto a las leyes que gobiernan el Universo, el Dr. Paul Davies explica en su libro "La mente de Dios" lo siguiente:
http://libroesoterico.com/biblioteca...l%20Davies.pdf

"Hoy Mucha gente, algunos científicos incluidos, gusta creer que el código cósmico contiene un mensaje real para nosotros proveniente de un Codificador. Mantienen que la misma existencia del código es evidencia para la existencia de Codificador, y que el contenido del mensaje nos dice algo sobre Él.,,

En tanto las leyes de la naturaleza tengan sus raíces en Dios, su existencia no es más remarcable que la de la materia, la cual Dios también creó. Pero si el sostenimiento divino de las leyes fuera removido, su existencia se tornaría un profundo misterio. ¿De donde vienen? ¿Quién “envió el mensaje”? ¿Quién diseñó el código? ¿Están las leyes simplemente allí – flotando libremente, digamos – o deberíamos abandonar la misma noción de leyes de la naturaleza como una innecesaria resaca de un pasado religioso?

Para llevar adelante estos profundos temas, primero echemos un vistazo a lo que realmente entiende un científico por ley. Todo el mundo concuerda que los trabajos de la naturaleza exhiben sorprendentes regularidades. Las órbitas de los planetas, por ejemplo, son descriptas por simples formas geométricas, y su movimiento muestra distintos ritmos matemáticos. Los patrones y ritmos son también encontrados dentro de los átomos y sus constituyentes. Aún las estructuras cotidianas, como los puentes y las máquinas, generalmente se comportan de una forma ordenada y predecible. Sobre la base de esas experiencias, los científicos usan el razonamiento inductivo para argumentar que esas regularidades se ajustan a leyes. Como expliqué en el capítulo 1, el razonamiento inductivo no tiene seguridad absoluta. Sólo porque el sol haya salido cada día de nuestra vida, no es garantía que por lo tanto amanezca mañana. La creencia de que lo hará – que hay verdaderamente leyes naturales confiables – es un hecho de fe, pero uno que es indispensable para el progreso de la ciencia.

Es importante entender que las regularidades de la naturaleza son reales. A veces se argumenta que las leyes de la naturaleza, las cuales son intentos de capturar esas regularidades sistemáticamente, están impuestas al mundo por nuestras mentes para darle sentido. Es ciertamente verdadero que la mente humana tiene tendencia a concentrarse en los patrones, y aún a imaginarlos donde no existen. Nuestros ancestros vieron animales y dioses entre las estrellas, e inventaron las constelaciones. Y todos nosotros hemos encontrados caras en las nubes, rocas y llamas, No obstante, creo que cualquier sugerencia de que las leyes de la naturaleza son proyecciones similares, es absurda. La existencia de regularidades en la naturaleza es un hecho objetivo y matemático. Por otro lado las afirmaciones llamadas leyes que se encuentran en los libros de texto claramente son invenciones humanas, pero invenciones diseñadas para reflejar, aunque imperfectamente, propiedades de la naturaleza realmente existentes. Sin la suposición de que las regularidades son reales, la ciencia se reduce a una charada sin sentido.

Otra razón por la que no creo que las leyes de la naturaleza sean simplemente creaciones nuestras es que ellas nos ayudan a descubrir nuevas cosas acerca del mundo, a veces cosas nunca sospechadas. La marca de una ley poderosa es que va más allá de una descripción creíble del fenómeno original para el que fue invocada a explicar, y se conecta con otros fenómenos también. Por ejemplo la ley de gravedad de Newton, nos da una descripción precisa del movimiento planetario, pero también explica las mareas, la forma de la Tierra, el movimiento de una nave espacial y mucho más. La teoría del electromagnetismo de Maxwel fue mucho más allá de la descripción de la electricidad y el magnetismo, explicando la naturaleza de las ondas de luz y prediciendo la existencia de las ondas de radio. Por lo tanto, las leyes realmente básicas de la naturaleza, establecen profundas conexiones entre diferentes procesos físicos. La historia de la ciencia muestra que, una vez que una nueva ley es aceptada, sus consecuencias son rápidamente exploradas, y la ley es probada en muchos contextos nuevos, a menudo conduciendo al descubrimiento de nuevos, inesperados e importantes fenómenos. Esto me lleva a creer que al conducir la ciencia estamos descubriendo regularidades reales y conexiones, que estamos leyendo esas regularidades en la naturaleza, no escribiéndolas en ella.

Aún no sepamos que son las leyes de la naturaleza, o de donde provienen, todavía podemos listar sus propiedades. Curiosamente, las leyes han sido investidas con muchas de las propiedades que fueron formalmente atribuidas al Dios del cual fue una vez supuesto que habían provenido.

Primero y ante todo, las leyes son universales. Una ley que solo trabaja a veces, o en un lugar pero no en otro, no es buena. Las leyes son tomadas para aplicarlas infaliblemente en cualquier lugar del universo y en todas las épocas de la historia cósmica. No se permiten excepciones. En este sentido son también perfectas.

Segundo, las leyes son absolutas. No dependen de nada más. En particular no dependen de quien esté observando la naturaleza, o del estado actual del mundo. Los estados físicos son afectados por las leyes, pero no viceversa. En verdad, un elemento clave en la visión del mundo científico es la separación de las leyes que gobiernan un sistema físico de los estados de ese sistema. Cuando un científico habla del “estado” de un sistema, se refiere al las condiciones físicas reales en las que el sistema se encuentra en un momento dado. Para describir un estado, hay que dar los valores de todas las cantidades físicas que caracterizan el sistema. El estado de un gas, por ejemplo, puede ser especificado dando su temperatura, presión, composición química, y así siguiendo, si se está interesado en sus características más gruesas. Una especificación completa del estado del gas implicaría dar detalles de la posición y movimiento de todas sus moléculas constituyentes. El estado no es algo fijo y dado por Dios; generalmente cambia con el tiempo. Por contraste, las leyes, que proveen la correlación entre los estados en los momentos subsecuentes, no cambian con el tiempo.

Entonces arribamos a la tercera y más importante propiedad de las leyes de la naturaleza: son eternas. El carácter eterno y atemporal de las leyes está reflejado en la estructura matemática empleada para modelar el mundo físico. En mecánica clásica, por ejemplo, las leyes de la dinámica están embebidas con un objeto matemático llamado el “Hamiltoniano” el cual actúa en algo llamado el “espacio de fase.” Estas son construcciones matemáticas técnicas, cuya definición no es importante. Lo que cuenta es que ambos, el Hamiltoniano y el espacio de fase, son fijos. Por otro lado el estado de un sistema está representado por un punto en el espacio de fase, y ese punto se mueve con el tiempo, representando los cambios de estado que ocurren a medida que el sistema evoluciona. El hecho esencial es que el Hamiltoniano y el espacio de fase en sí son independientes del moviendo de punto representativo.

Cuarto, las leyes son omnipotentes. Con esto significo que nada escapa a ellas: son todo poderosas. También son, en un sentido figurado, omniscientes, porque si seguimos adelante con la metáfora de las leyes “comandando” los sistemas físicos, entonces los sistemas no tiene que “informarle” a las leyes de sus estados para que ellas “legislen las instrucciones correctas” para tal estado.

Sobre esto hay generalmente acuerdo. No obstante cuando consideramos el estado de las leyes aparece un cisma. ¿Deben ser las leyes consideradas un descubrimiento sobre la realidad, o meramente una invención de los científicos? ¿Es la ley de gravedad de la inversa del cuadrado de Newton un descubrimiento hecho por Newton sobre el mundo real, o es una invención suya hecha en un intento de describir las regularidades observadas? Pongámoslo de otra forma, ¿descubrió Newton algo objetivamente real sobre el mundo, o meramente inventó un modelo matemático de una parte del mundo que resultó útil para describirlo?

El lenguaje usado para discutir la operación de las leyes de Newton refleja un fuerte prejuicio por la primera posición. Los científicos hablan de planetas “obedeciendo” las leyes de Newton, como si los planetas fueran inherentemente una entidad rebelde que se desbocarían si no estuvieran “sujetos” a las leyes. Esto da una impresión de que las leyes están de alguna manera “allí afuera,” yaciendo en espera, listas a intervenir en el movimiento de los planetas cuando quiera y donde quiera este ocurra. Cayendo en el hábito de esta descripción, es fácil atribuir un estatus independiente a las leyes. Si se considera que tengan ese estatus, entonces se dice que las leyes son trascendentes, porque trascienden el mismo mundo físico real. ¿Pero está esto realmente justificado?

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