La hipotética existencia de un ser supremo es la base de todas las religiones alrededor del mundo. Sin embargo, ¿alguna vez te has preguntado qué sucedería en nuestra vida colectiva de confirmarse la existencia de Dios? En primer lugar, los humanos creerían que se trata del fin de todos los problemas, pero dicha expectativa cambiaría sumamente rápido.

triangulo rojo

La fe es algo indiscutible, muchas personas creen en Dios. Pero la situación hipotética que se esboza a continuación va más allá de las creencias individuales. Hablamos de la humanidad como un todo repentinamente encontrándose con un Dios palpable.

Los resultados a continuación, obtenidos de la consulta a filósofos, teólogos e historiadores, son totalmente hipotéticos.


Dios confirma su existencia.

En primer lugar, los habitantes del mundo podrían creer que todos los problemas serían resueltos por un simple decreto de Dios. Pero, a medida que pase el tiempo, este acontecimiento se haría cada vez más dramático.

Inicialmente, el creador convocaría a una reunión de la ONU para comprobar su existencia y evitar generar polémica entre las naciones. Evidentemente, los incrédulos diplomáticos le solicitarían pruebas. Dios, con toda la disposición del Universo, haría un milagro o algo de esta clase, demostrando a todos que es quien dice ser.

dios celestial

La ciudad de Nueva York, sede principal de la ONU, se convertiría en un mar de peregrinos provenientes de todos los rincones del mundo. Los aeropuertos en todo el mundo colapsarían en cuestión de pocas horas debido al tránsito de los fieles. La ciudad se convertiría en un completo caos, con un tráfico vehicular completamente saturado y militares intentando contener a las hordas de creyentes y curiosos.

Durante algunas semanas la histeria colectiva se apoderaría de la humanidad, hasta que los ánimos se tranquilicen y nos empecemos a conformar con la existencia de un ser supremo. Los medios de comunicación considerarían a Dios como la celebridad más grande de todos los tiempos. Periódicos, revistas y cadenas de televisión del mundo entero intentarían agendar una entrevista con él.


Las consecuencias inesperadas.

En la población se generarían dos reacciones diametralmente opuestas. Por un lado, los más desafortunados y enfermos finalmente encontrarían la paz, pues Dios sería capaz de resolverlo todo. Por otro, ante el temor a la justicia divina, criminales y personas no alienadas a las doctrinas religiosas entrarían en pánico, desencadenando una ola de suicidios.

El colapso de la economía podría ser un efecto poco esperado de la llegada de Dios. Las personas simplemente abandonarían sus trabajos y organizarían marchas exigiendo la solución inmediata de los problemas del mundo: “¡Salud para todos!”, “¡No más hambre!”.

rostros en luces

Las soluciones a los grandes problemas ya no serían más asunto de los gobiernos, las decisiones las tomaría Dios. ¿Aborto, pena de muerte, calentamiento global? Dios tiene la última palabra. Los gobiernos se debilitarían hasta el punto que finalmente dejarían de existir.

Algunos años después de la llegada, el ser humano podría llegar a perder la noción de lo que es correcto o incorrecto y empezaría a culpar a Dios de todos los males. Dios pasaría por una severa crisis de popularidad. Por ejemplo, una madre que perdiera a su hijo culparía a Dios por la desgracia.

Ante tamaña confusión, Dios podría optar por una solución muy radical. Decidiendo abandonar la Tierra y darle seguimiento desde la distancia, Dios ofrecería su propio sacrificio y “moriría” para que la humanidad encontrara su camino nuevamente. Pero no en la cruz, que ya es algo muy antiguo…


Ciencia contra religión.

jesus en la cruz vitral

Por increíble que parezca, si Dios llegara a la Tierra, los dos lados perderían fuerza. Quien cree que la presencia de Dios favorecería a las religiones en la centenaria disputa con la ciencia se engaña. En realidad, las religiones entrarían en crisis. Después de todo, ¿para qué seguir las interpretaciones de estas si el propio Dios diría lo que está bien o mal? Los grandes centros religiosos perderían su poder, y el Vaticano podría terminar incorporándose de forma definitiva a Italia.

Sin embargo, la vida de los científicos también se vería perjudicada. ¿Cómo se originó la vida?, ¿Qué había antes del Big Bang? Dado que estas preguntas serían inmediatamente resueltas, la ciencia no tendría sentido y los investigadores terminarían desempleados.

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