Kimo y Roberto ejercen su derecho de debatir en el foro.
Para eso está.
Lo que me pregunto es cuál será su OBJETIVO FINAL.
Ojalá, si lo consideran prudente, nos lo aclaren. Y si no, que reflexionen sobre ello en su intimidad.
Por lo pronto me atrevo a pensar en estas 4 hipótesis, que pueden ser todas falsas, por supuesto.
1. Quieren que uno de ellos quede convencido de la postura del otro
2. Quieren que alguno de los demás foristas quedemos convencidos de su postura
3. Quieren que, aunque no convenzan ni al oponente ni a nadie del foro, queden ante los ojos de los demás como personas inteligentes, victoriosas... "chingonas", como decimos en México.
4. Quieren divertirse a secas. Han creado una cierta adicción a este debate. Les parece no solo divertido, sino excitante en un grado que les es difícil abandonarlo, como si fuera un videojuego.
Respecto a la primera hipótesis (que Kimo convenza a Roberto o Roberto a Kimo) es imposible puesto que ninguna persona puede convencer a otra cuando en el diálogo usa acusaciones, juicios, burlas, y se basa en la desconfianza. Parecen incapaces de reconocer que un mismo versículo puede interpretarse de maneras diferentes, sin que los intérpretes por ello sean tontos o poco sinceros.
Como predicadores, deberían conocer esto muy bien.
Respecto la segunda, o cada uno de nosotros en el foro ya tiene su propia posición, o no le interesa tenerla. En todo caso, es aburrido seguir un debate interminable entre creyentes que juegan vencidas, sin que quede claro cuál será el premio del ganador, o qué gano yo con leerlos.
Respecto a la tercera (quedar bien ante los demás) resulta claro, por las opiniones vertidas una y otra vez por varios compañeros (incluyéndome) que con ese nivel de debate, ni Kimo ni Roberto parecen estar a la altura a la que los creó y los llama Dios.
Y respecto a la cuarta, de ser la correcta, sería quizá la más congruente e inofensiva. Sería parte de un acuerdo tácito entre Kimo y Roberto por el que se proporcionan mutuamente placer. No lo veo tan mal. A veces a uno le divierte debatir acaloradamente, al punto de generar cierta adicción. Lo importante es RECONOCER que ésta es la razón que sostiene el debate.
No pido que lo reconozcan públicamente, por supuesto, si no lo desean.
Solo les invito a que reflexionen qué los mueve.