Buena observación.
Pueden darse dos casos:
Que la historia sea real, y nos plantee un problema de escasa bondad Trinitaria.
Que la historia sea un añadido de un copista del siglo…, que también sobre esto hay mucho que decir. Y ahora estemos vociferando sobre el Espíritu Santo, sin haber sucedido el hecho.
Pero esa es la fragilidad del saber humano.