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KIMO
Mateo 10:28 dice que Dios “puede destruir tanto el alma [psy·kjḗn] como el cuerpo en el Gehena”, lo que muestra que psy·kjḗ no*se refiere a algo inmortal o indestructible
Los que matan con actos de crueldad no son capaces de matar al alma. Por lo tanto, encontramos que el cuerpo y el alma son principios distintos, porque el cuerpo puede ser asesinado y el alma puede escapar; y, en segundo lugar, que el alma es inmaterial, porque los asesinos del cuerpo no pueden dañarlo.
Es a la perfecta justicia de Dios a la que se debe temer para que las almas no reciban un castigo eterno en el infierno.
"El término infierno (gr.guéenna) se refería a un valle fuera de Jerusalén (heb., gue-hinnom,i.e., valle de Hinom), donde algunos de los reyes de Judá adoraban ídolos. Esta adoración incluía sacrificios humanos por fuego (2 Cr 28:3; 33:6; Jer 7:31; 32:35). Más tarde el valle se usaba como lugar para quemar basura, y se convirtió en un símbolo del lugar de castigo eterno, debido a los fuegos que ardían allí constantemente".
geenna (γεέννα, 1067) representa el término hebreo Ge-Hinnom (el valle de Tofet) y una palabra aramea correspondiente. Se encuentra doce veces en el NT, once de ellas en los Evangelios Sinópticos, y en cada caso es mencionado por el mismo Señor. El que le diga a su hermano, fatuo (véase bajo INSENSATO), quedará expuesto «al infierno de fuego» (Mt 5.22); es mejor arrancar (descripción metafórica de una ley irrevocable) un ojo que haga caer a su poseedor, que no que «todo su cuerpo sea echado al infierno» (v. 29); similarmente con la mano (v. 30). En Mt 18.8,9 se repiten las amonestaciones, con una mención adicional al pie. Aquí, también la advertencia va dirigida a la persona misma, a la que se refiere evidentemente el término «cuerpo» en el cap. 5. En el v. 8, «el fuego eterno» es mencionado como la condenación, dándose el carácter de la región por la misma región, quedando ambos aspectos combinados en la frase «el infierno de fuego» (v. 9). El pasaje de Mc 9.43-47 es paralelo al de Mt 18. En este se añaden descripciones más extensas, como «fuego que no puede ser apagado» y «donde el gusano de ellos no muere, y el fuego nunca se apaga».
El hecho de que Dios «después de haber quitado la vida, tiene poder de echar en el infierno», constituye una razón para que se le tema con el temor que preserva del mal hacer (Lc 12.5); el pasaje paralelo a este en Mt 10.28 declara, no el arrojamiento adentro, sino la pérdida que sigue, esto es, la destrucción (no la pérdida del ser, sino del bienestar) del «alma y el cuerpo en el infierno». Diccionario expositivo Vine
El ego es un eje demasiado débil para hacer girar nuestra vida en torno a él.