Lo concreto es que no hay pruebas de la evolución de las especies.
El origen mismo de la teoría de la evolución tiene pies de barro. Esto es que la vida apareció originalmente por obra de la casualidad en una forma incipiente de organismo, y que este fue evolucionado, dando lugar a nuevas especies, de las cuales surgieron otras nuevas, y así sucesivamente.
Los mismos científicos aceptan que no pueden probar ni explicar como pudo originarse de este modo la vida. Las probabilidades indican que es prácticamente imposible.
Estando derrumbado este primer supuesto, el resto del castillo se viene abajo por su propio peso.
Última edición por Estocada; 09-jun.-2019 a las 05:44
El ego es un eje demasiado débil para hacer girar nuestra vida en torno a él.