Jesús dijo “Edificaré mi iglesia” y que esta jamás desaparecería: “las puertas del infierno no prevalecerán contra ella” (Mt 16:18). También afirmó a sus seguidores que guiaría y protegería su Iglesia hasta su venida: “he aquí, yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo(Mt 28:20).

Luego de la resurrección y ascensión de Jesucristo, sus apóstoles “saliendo, predicaron en todas partes, ayudándoles el Señor y confirmando la palabra con las señales que la seguían” (Mc 16:20). Así comenzó la Iglesia, ¿pero que pasó después?

Actualmente el cristianismo está muy dividido con centenares de ramificaciones que disienten unas de otras.

Si lo expresado por Jesús de que las puertas del infierno no prevalecerán contra su Iglesia diera seguridad de que los que crean en él jamás serían engañados, entonces se debería aceptar que todas estas ramificaciones son partes de la Iglesia edificada por Jesucristo.

Pero de hecho dijo lo contrario: “se levantarán falsos Cristos y falsos profetas, y harán señales y prodigios, para engañar, si fuese posible, aun a los escogidos.” (Mc 13:22). Tiempo más tarde, Pablo exteriorizó su temor sobre que por la predica de los "falsos apóstoles"
los cristianos fueran “de alguna manera extraviados de la sincera fidelidad a Cristo” (2 Co 11:3,13).

Jesús fue aun más claro cuando dijo: “porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan. Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces. Por sus frutos los conoceréis (Mt 7:14-16).

Este tema no finaliza con una respuesta sino con un interrogante: ¿Como se puede identificar a “la iglesia del Dios viviente, columna y baluarte de la verdad” (1 Ti 3:15) de los seguidores de los falsos profetas vestidos de ovejas?