El problema de los seguidores de Jesús (estoy diciendo Jesús, no Jesucristo), es que alguien les ha dado el timo del “toco mocho”.
Jesús es un personaje real. Enseñó su doctrina (bastante buena, por cierto), y fue crucificado.
Aparece Pablo. Muy hábilmente, hace desaparecer el personaje auténtico, Jesús, y le sustituye por un personaje inventado por él, Jesucristo.
Pablo no solamente hace el trueque de personajes; escribe cartas y epístolas que presentan la doctrina de su personaje, Jesucristo; parecida, pero no igual, que la enseñada por Jesús.
Si se lee el evangelio, sin prejuicios; y luego se lee lo escrito por Pablo (también sin prejuicios), podemos observar una gran diferencia.
Jesús nunca hubiera dicho cosas que dice Pablo.
Y como la historia del cristianismo se ha fundamentado, no sobre Jesús (personaje real), si no sobre Jesucristo (personaje de Pablo, el del timo), podemos observar que, en el devenir de los siglos, el cristianismo nada tiene que ver con lo predicado por Jesús.
No lo podría haber dicho mejor.
Te pediré prestada tu exposición.
Jamás comprenderás la inmensidad de La Nada.
Es curiosa la vida. Mientras los científicos se esfuerzan por intentar conocer (precisamente eso, la vida), la mayoría de la humanidad está anclada a creencias ancestrales.
Lo más curioso (y llega hasta lo insólito), es que esos creyentes, que incluso desprestigian y denostan contra los científicos, llegado el caso de enfermedad, recurren a usar los medios que les proporcionan los científicos: Rx, escaner, Tac, Rm, quirófano, amnestesia,etc.
Y si el paciente tiene un tumor, se lo extirpa el cirujano; no el santo de turno.
Yo, el día que vea a una persona que le falta una pierna completa; que entra a rezar en una iglesia; y sale con las dos piernas: Ese día diré que he visto un milagro.
Rayos, tifones, tormentas, tsunamis, terremotos, inundaciones, “bailes del sol”, pedrisco, muertes súbitas, etc., son cosas naturales. Tienen una explicación física.
Pero una persona que le falte una pierna; que le aparezca su pierna de pronto: Hay que quitarse el sombrero; es un milagro.
Avísenme. Estoy deseoso de conocer uno.
Última edición por tosan; 07-jul.-2019 a las 03:05
De aquí a poco tiempo tendrás que quitártelo, porque con este asunto de las células madre y los tratamientos genéticos nadie sabe....Pero una persona que le falte una pierna; que le aparezca su pierna de pronto: Hay que quitarse el sombrero; es un milagro.
Claro que no tendrás que quitártelo ante algún milagrero.
Jamás comprenderás la inmensidad de La Nada.
Yo siempre he creído que lo que predicó Jesús fue algo maravillosos.
Nunca he dudado que fue un gran hombre. Su doctrina está a la altura de los mejores maestros de la humanidad.
Resucitara o no resucitara, nos dejó sus enseñanzas. Enseñanzas que, si se cumplieran, el mundo marcharía mejor.
Eso es lo que nos interesa; que el mundo vaya mejor.
A partir de ahí… si no existe otra vida… nadie se va a enterar…
La única promesa sobre la que nunca habrá reclamaciones.
La historia del joven rico (la verdadera).
“Y al oír el joven esta palabra, se fue triste, porque tenía muchas
posesiones.” (Mateo 19:22).
De los pergaminos encontrados en Qumrán, había uno que hasta hace poco no se ha sabido su contenido. Este es el relato:
“El joven, después de marcharse, continuó haciendo su vida.
Cuando murió Jesús, y a la vista de los acontecimientos tan asombrosos que sucedieron, se acordó de sus palabras; y decidió seguir su consejo.
Vendió cuanto tenía y se lo dio a tres hermanos extremadamente pobres que vivían en Nazaret. Los llamaban los hermanos Zelotas.
El mayor de los hermanos, viéndose con tanto dinero, empezó a frecuentar burdeles, y a comer y beber hasta la embriaguez.
El segundo hermano compró una gran huerta y tres esclavos para cultivarla. Era de carácter iracundo, por lo que diariamente azotaba con un látigo a sus tres esclavos.
El más joven se hizo prestamista. Era extremadamente usurero, pues daba préstamo a un interés abusivo. Muchas personas perdieron sus casas al no poder pagar a su debido tiempo; pues no tenía compasión de nadie.
El joven rico iba vestido de harapos y comía de la mendicidad.
Pasaron los años y murieron los tres hermanos.
Presentados ante Pedro, a las puertas del cielo, éste no dudó en enviarlos al infierno.
Un año después murió el joven rico. Como todo el mundo que muere, se presentó a las puertas del cielo, a presentarse a san Pedro.
Pedro le preguntó -¿Qué has hecho de bueno en la vida?-
- ¡Pedro! ¿No me reconoces? Soy el joven rico. Vendí todos mis bienes y se lo dí a tres hermanos que eran muy pobres -.
- Sí. Me acuerdo de ti. ¿Así que seguiste lo que te dijo el Maestro? ¿Cómo dices que se llamaban los tres hermanos?-
- Los hermanos Zelotas –
- ¡No me digas; pues lo tienes crudo! Hace un año los envié al infierno. En realidad, tú tienes la culpa de que esos hermanos se hayan condenado. Ya sabes lo que dijo el Maestro sobre… -
Se oyó una potente voz (era Jesús) que decía: -¡Pedro, déjale entrar!-
Y luego la misma voz, susurrando: - Esta gente se lo toma todo al pié de la letra ¡Qué cuidado hay que tener con ellos!-
Última edición por tosan; 09-jul.-2019 a las 03:51