Cita Iniciado por tomas0402 Ver Mensaje
Dentro de mi posición de no creyente, mis intervenciones en este subforo de religión siempre han estado encaminadas a remarcar aquellas partes de las Escrituras Sagradas que me hicieron cuestionar su veracidad, y, por consiguiente, mi credibilidad en ellas.

Siempre resulta gratificante comprobar que otras personas también se cuestionaron los mismos pasajes que a mi me ofrecían dudas.


<<La inexplicable incredulidad de los apóstoles ante la noticia de la resurrección de Jesús resulta aún mucho más alarmante cuando leemos el testimonio de Mateo acerca del suceso que siguió a la muerte del mesías judío: «Jesús, dando de nuevo un fuerte grito, expiró. La cortina del templo se rasgó de arriba abajo en dos partes, la tierra tembló y se hendieron las rocas; se abrieron los monumentos, y muchos cuerpos de santos que dormían, resucitaron, y saliendo de los sepulcros, después de la resurrección de Él, vinieron a la ciudad santa y se aparecieron a muchos. El centurión y los que con él guardaban a Jesús, viendo el terremoto y cuanto había sucedido, temieron sobremanera y se decían: Verdaderamente, éste era el hijo de Dios…» (Mt 27,50-54).
Ante este testimonio inspirado de Mateo sólo caben dos conclusiones: o el relato es una absoluta mentira —con lo que también se convierte en una invención el resto de la historia de la resurrección—, o la humanidad de esa época presentaba el nivel de cretinez más elevado que jamás pueda concebirse. Una convulsión como la descrita no sólo hubiese sido la «noticia del siglo» a lo largo y ancho del Imperio romano sino que, obviamente, tendría que haber llevado a todo el mundo, judíos y romanos incluidos, con el sumo sacerdote y el emperador al frente, a peregrinar ante la cruz del suplicio para aceptar al ejecutado como el único y verdadero «hijo de Dios», tal como supuestamente apreciaron, con buen tino, el centurión y sus soldados; pero en lugar de eso, nadie se dio por aludido en una sociedad hambrienta de dioses y prodigios, ni cundió el pánico entre la población —máxime en una época en la que buena parte de los judíos esperaban el inminente fin de los tiempos, cosa que también había creído y predicado el propia Jesús—, ni tan siquiera logró que los apóstoles sospechasen que allí estaba a punto de suceder algo maravilloso y por eso les pilló fuera de juego la nueva de la resurrección. Es el colmo del absurdo.

Además, ¿cómo no iban a llamar la atención y despertar la alarma los muchos santos que, según Mateo, salieron de sus tumbas y se pasearon por Jerusalén entre sus moradores? Unos santos de los que, por cierto, no se dice quiénes eran (ni la razón de su santidad), ni quiénes los reconocieron como tales, ni a quiénes se aparecieron y que, tal como expresa el texto, resucitaron antes que el propio Jesús, con lo que se invalida absolutamente la doctrina de que la resurrección de los muertos llegó sólo a consecuencia (y después) de la protagonizada por Jesús. Los santos resucitados de Mateo acabaron por convertirse en un buen problema para la Iglesia>>.
(P. Rodríguez – Mentiras fundamentales de la Iglesia Católica)
Pepe Rodríguez es un comecuras, un ateo muy muy muy militante (del tipo de Gonzalo Puente Ojea). Pero….., bueno….., ciertamente en ese párrafo de San Mateo sobre la Pasión de Jesús, hay cosas curiosas como esa de los “santos” muertos que se aparecen a muchos tras la resurrección de Jesús (dice que hicieron esas cosas tras la resurrección de Cristo, no antes de…., o sea, que recoge en ese momento “sucedidos” ocurridos después)

Efectivamente sería un acontecimiento cósmico…, si no fuera que se tratase como de la resurrección de Cristo, que solo se enteraron unos pocos (los discípulos en ese día, y unos 500 durante los 40 días siguientes. Y entre esos 500 ni estaba Pilato, ni Tiberio, ni Caifás, ni Anás, ni Herodes, o sea, que Cristo no se apareció a sus enemigos, sino a sus desolados amigos). ¿Los santos que se aparecieron a muchos? Obviamente, no se aparecieron ni a Pilato, ni a Tiberio (ese estaba más lejos, jojojo ), ni a Caifás, ni a Anás, ni a Herodes… Como con la matanza de los inocentes, solo viene reflejado en el Evangelio de San Mateo. Así que habrá que referirse a ello diciendo: “según el Evangelio de Mateo…”

Lo de Pepe Rodríguez (o Puente Ojea) es un deseo de tantos ateístas, y que está muy bien representado en una de las tentaciones del Diablo a Jesús: si Jesús hiciese todos sus milagros (y esos santos resucitados forman parte del show) ante los grandes de entonces, nadie dudaría de que él es él, el Hijo de Dios, Dios mismo. ¿Por qué no hizo eso Jesús? ¿Por qué no se aparece ahora mismo en este momento ante Pepe Rodriguez, Puente Ojea (imagina que resucitara ahora mismo Puente Ojea, jojojo ), ante Trump, ante Obama, ante el papa Francisco……? ¿Por qué no se aparece Jesús ante un resucitado Juan Pablo II? ¿No creeríamos todos ante tamaña visión?

Este Jesús/Dios…., ¡mira que le doy ideas, y no me hace caso!



Pero……, qué se le puede decir a Pepe Rodríguez…. No hay más información de esos santos resucitados. Nada más. Ni siquiera dice si fueron 2 o 3, si eran famosos conocidos, si llevaban muchos años enterrados o solo estaban mal enterrados. De la poquita información que da Mateo, la Iglesia no ha deducido gran cosa, así que me imagino que ve todo eso en el contexto de la rasgadura de la cortina del Templo (que bien podría ocurrir si hay un terremoto), y otros signos “cósmicos” que harían asustarse al centurión ya previamente asustadizo.

Los apóstoles siguieron tristes y cabizbajos..., porque no se les apareció ningún "santo resucitado" (y más si esas "apariciones" se hiciesen tras la resurrección de Cristo)..., y aunque hubiese algún terremotillo, solo provocó que la cortina se rasgase (ya pondrían otra después). Pero..., de la muerte no se vuelve, y sobre todo, de esa muerte tan ignominiosa.