Así nacieron los dioses modernos: una nueva teoría sobre la evolución de las religiones

Un nuevo trabajo publicado en la revista 'Nature' concluye que los conocidos como dioses moralizantes aparecen después de las sociedades complejas, y no antes

“Dios le dijo a Abraham / Sacrifícame un hijo / Abi le dijo 'venga, hombre, me estás vacilando' / Dios dijo 'no', Abi dijo '¿qué? / Dios le respondió 'haz lo que quieras, Abi, pero la próxima vez que me veas, sal corriendo por patas / Así que Abi le dijo '¿dónde quieres que le mate? / Dios le dijo 'en la autopista 61”. Pocos retratos del dios vengativo del Antiguo Testamento son tan divertidos como este fragmento de 'Highway 61 Revisited' de Bob Dylan, que bromea con la imperturbabilidad de esa deidad judía capaz de exigir a Abraham el sacrificio de su único hijo Isaac como prueba de su fidelidad. Un instante de suspensión del orden moral por parte de Dios.

Una de las grandes preguntas que han dividido a historiadores, antropólogos y arqueólogos es cómo y por qué surgen las deidades en cada cultura y por qué razón evolucionan en un sentido u otro. Más concretamente, cómo los dioses castigadores como el del Antiguo Testamento, que ponen a prueba hasta el límite a sus seguidores bajo la amenaza de un terrible castigo (convertirte en estatua de piedra es lo mejor que te puede pasar), evolucionaron en lo que se ha denominado “dioses moralizadores”. Su furia ya no se dirige hacia los que osan desatender sus caprichos, sino que se preocupan por cuestiones morales. Ya saben: respeta al prójimo, no le robes sus pertenencias, cuida a tus padres u otros predecesores directos de los diez mandamientos, que conjugan tanto la adoración (“no adorarás a falsos dioses”) como lo moral (“no matarás”). Los dioses moralizantes aparecieron durante la segunda dinastía en el período arcaico de Egipto, alrededor del año 2800 a.C.

Una nueva investigación sugiere, resolviendo esta ecuación del huevo y la gallina, que los dioses moralizadores aparecen después, y no antes, de las sociedades complejas. En otras palabras, desmiente una de las hipótesis más populares hasta la fecha, que era que el surgimiento de esta clase de deidades era lo que provocaba, debido a su intervención en el día a día de la población, que las sociedades se desarrollasen. Según esta hipótesis, la de los dioses moralizadores, agentes como el Dios de Abraham o el karma budista “aceleraban la complejidad social”, al proporcionar códigos de conducta que permitían una mejor convivencia. Los resultados, obtenidos a partir de un análisis de 12 regiones donde se dispone de una gan cantidad datos sobre su complejidad social, señalan lo contrario. Fue antes la gallina que el huevo: es cuando las sociedades alcanzan un grado superior de complejidad cuando los dioses comienzan a olvidarse de sangrientas venganzas y a preocuparse por la vida moral de los humanos, y no al revés. El estudio ha sido realizado por un grupo de 13 investigadores dirigidos por Harvey Whitehouse, Pieter François y Patrick E. Savage, los tres pertenecientes al Centro de Estudios sobre la Cohesión Social de Oxford, y los resultados han sido publicados en 'Nature'.

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