El juez de guardia desestima la demanda presentada por su familia para que reciba tratamiento amparándose en la decisión de la paciente.

¿Qué debe primar, la voluntad del paciente, llevada hasta sus últimas consecuencias, o la ética médica de mantenerlo con vida? El eterno dilema resurge a raíz del caso de una joven de unos 20 años que se debate entre la vida y la muerte en el hospital San Jorge de Huesca. La chica necesita una trasfusión de sangre, pero en su testamento vital rechazó este tratamiento por motivos religiosos, algo que tienen que respetar los sanitarios. De hecho, un juez ha emitido una resolución en la que se decanta por el derecho del paciente a decidir.

La joven se encuentra en la Unidad de Cuidados Intensivos y está en coma inducido. Esta situación se mantiene desde hace varios días. Al parecer, tuvo que ser intervenida quirúrgicamente y su situación se agravó con una peritonitis. Surgieron complicaciones que aconsejaron provocarle el coma.

Su estado clínico requería una transfusión de sangre. Como está inconsciente, no se le puede consultar. No obstante, el tratamiento se ha topado con un obstáculo que parece insalvable: la paciente, que es testigo de Jehová, hizo testamento vital y, siguiendo los preceptos de su religión, dio instrucciones precisas respecto a las trasfusiones. El documento figura en los registros de voluntades anticipadas que el equipo sanitario está obligado a consultar.

Aunque al parecer suscribió el testamento vital hace solo unos meses, era mayor de edad y se considera que era una persona capaz. Su familia ha intentado revertir la situación para salvarse le vida, hasta el punto de que ha acudido al juzgado, pero la demanda se ha desestimado.
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