Jesús dio su vida para enseñarnos los mandamientos que realmente fueron dados por Dios desde siempre para siempre, pues la ley de Dios fue cambiada en mentira por la pluma mentirosa de los escribas que cambiaron la Ley de Dios, como nos dice Jeremías 8:7-8, y por eso se hizo viejo el Pacto que Dios había dado a los hombres.
Entonces la sangre de Jesús es la sangre del Nuevo Pacto porque Jesús dio su vida para revelarnos los mandamientos que realmente fueron dados por Dios desde siempre y para siempre, que son los mandamientos que Jesús enseña en el Evangelio.
Aquí dice Pedro que las personas se arrepientan y se bauticen para que sus pecados sean perdonados. Y eso es lo que hace que los pecados de los hombres sean perdonados: el arrepentimiento. Y esto era así ya antes de que Jesús muriera, pues Jesús, antes de morir, perdonó los pecados a hombres y mujeres que se arrepintieron.
Y en cuanto a recibir el Espíritu Santo, Jesús dijo a sus discípulos que guardaran los mandamientos de Jesús, y Él rogaría al Padre para que les dé otro Consolador, el Espíritu de la verdad:
Juan
14:15 Si me amáis, guardad mis mandamientos.
14:16 Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre:
14:17 el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros.
14:18 No os dejaré huérfanos; vendré a vosotros.
14:19 Todavía un poco, y el mundo no me verá más; pero vosotros me veréis; porque yo vivo, vosotros también viviréis.
14:20 En aquel día vosotros conoceréis que yo estoy en mi Padre, y vosotros en mí, y yo en vosotros.
14:21 El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ése es el que me ama; y el que me ama, será amado por mi Padre, y yo le amaré, y me manifestaré a él.
Entonces, lo primero es guardar los mandamientos que Jesús mandó guardar.