Y ni siquiera me respondieron, me dejaron flotando allí, y me quedó bien claro que así no son las cosas en sus reuniones.
Pero con mi amigo me llevaba súper bien, y podíamos charlar de cosas de las que no se tenía tanta libertad con los otros. Así que un día lo invité a mi Iglesia, como yo había ido a la suya, y a recibir las charlas de los misioneros ya que yo había recibido de él los estudios bíblicos. Y me dijo que no podía. Yo le pregunté por qué, y me contestó que no les permitían ir a otras religiones ni leer sus materiales porque eso era considerado fornicación espiritual con Satanás y que si lo hiciera podía incluso ser expulsado.
Yo insistí un poco, porque no me cabía en la cabeza que alguien pudiese detenerlo en la curiosidad por conocer lo que había afuera. Pero con un visible espanto, me contó cómo era cuando alguien era expulsado de su agrupación, que sus amigos y familiares ya no podían tener ningún trato con tal persona. Era algo tan pavoroso, que obvio que no le desearía eso a mi amigo ni a nadie. Así que lo dejamos ahí.
Me sorprendió que no tuviera libertad. ¿Cómo habría de saber si quería o no ser mormón, estándole prohibido conocerlos?