Tus pecados son perdonados cuando tú perdonas a los demás. Si no perdonas, no obtendrás perdón de pecados. Así lo enseña el Evangelio.
Lo que dice esa cita de la Carta a los Romanos no es lo que enseña el Evangelio. El Evangelio enseña que Dios no quiere sacrificios. Jesucristo dio su vida no como un sacrificio, sino por amor a sus hijos y por predicar el evangelio y enseñar los mandamientos que realmente fueron dados por Dios desde siempre para siempre.