Quiero hacer aquí una aclaración que servirá para todo aquel que siga este hilo, pero especialmente a καλλαικoι, con el fin de que no abandone el debate pero que lo podamos reconducir, no por puro capricho, sino por ser ordenada con las temáticas, como Marie Kondo

Creo que hay un primer indicio de que el discurso de odio se está colando en nuestras vidas (me presto a analizar por dónde, cómo), y por ende se está naturalizando, y es que no notemos la diferencia o no sepamos distinguir en qué consiste. Y este intercambio que acabamos de tener es un buen ejemplo de cómo están las cosas; prevalece la tendencia a polarizar (aún de manera muy forzada), y eso dificulta avanzar en un análisis que juzgue con objetividad las características reales de cada cosa que se está comparando (el "son iguales", al "que se vayan todos" hay medio paso).

Aún cuando el hilo comienza mostrando los dichos públicos del PORTAVOZ de un partido, la respuesta ligera fue que:

"Muchas de esas declaraciones no se las lee la gente, y otras son respuesta a barbaridades del otro lado. Los extremos se alimentan, ese es uno de los problemas.
El primer mensaje de violación... a qué responde? A una barbaridad del otro lado. Ergo...
Insultos y descalificaciones hay todos los días en los medios.
"

No digo que esté mal, no juzgo la opinión, sin embargo la realidad objetiva, al margen de la opinión de cada uno, es lo que está informando la noticia con la cual comienza el hilo: "Piden a la Fiscalía investigar tuits del portavoz de Vox en Andalucía por posible delito de odio"

Creo firmemente que en tanto exista conciencia de que hay algo llamado "delito de odio", y exista un conocimiento que permita identificar en qué consiste y cuáles son sus implicancias, y a su vez, que exista el suficiente criterio como para conocer los alcances que tiene dicho delito en el marco de una manifestación pública de un portavoz de un partido, o de un presidente, o Ministro (a diferencia de ciudadanos sin responsabilidad pública), entonces dejará de ser algo susceptible de minimizar o evadir con contiendas menores de orden ideológico subjetivas (en las cuales todos caemos por inercia), y seguramente también eso ayude a disminuir la cantidad de votos que estos discursos atraen.