Iniciado por
doonga
Cuando citas las citas que citas, me quedo con las citas, pero no con el contenido, porque, en mi opinión,
carecen del contenido que se les desea dar.
Y, con lo que no me quedo, es el que dicho contenido es de inspiración divina.
Citas un par de lindos poemas que reflejan las emociones de David e Isaías, en su magnífico misticismo.
Pero divinizarlos sería como divinizar a la Violeta Parra, cuando le agradece a la vida,
o como divinizar a Gardel, cuando encuentra que este mundo es una porquería.
Por un lado, una suerte de génesis, y un apocalipsis por el otro.
Y claro, cuando me dices que son tus creencias y tus sentimientos, no hay argumentación.
Es más, toda argumentación, en ese plano, carece de sentido.
Porque los argumentos no sienten, no van dirigidos a ese lugar de nuestra estructura humana,
sino van dirigidos a una antesala más fría, la antesala de la razón.
¿cual es mejor, la antesala helada, o la "family-room" calefaccionada? --
ahí cada cual sabe escoger, o, al menos, debiese estar al tanto de la obra de teatro
que se desarrolla en cada uno de esos dos espacios.
Bueno, hasta aquí la introducción.
Tanta introducción debiese augurar un contenido sabroso, pero no.
Hace mucho tiempo me mudé de la sala calefaccionada a la antesala.
Y, al menos hasta la fecha, aún no he olvidado el confort de aquel útero emocional.
Pero cuando analizo desde la frialdad todo aquello que ambos estudiamos a mansalva,
de pronto me percato que ya no existe tal vínculo con aquel útero simbólico,
pues comprendí que para crecer era necesario cortar un cordón.
Siempre, para todo cambio, hay que cortar un cordón.
Y claro, donde había un cordón queda un ombligo, como quedan brasas luego del fuego.
Pero aquí se trata de un cordón, porque el ombligo aún permanece, mientras las brasas, al parecer, ya se apagaron.
Cortado el cordón, se cortó el pecado, la culpa y el perdón.
Y la salvación consiste en esto: en que no hay pecado, ni culpa ni perdón.
Porque no son necesarios.