El pasaje de Gálatas 2:11-13 hace referencia a la llamada de atención que Pablo le hizo a Pedro tocante a la manera como malinterpretaba la convivencia entre judíos y gente de las naciones (incircuncisos, desde la óptica de la Ley Mosaica) delante de otros discípulos cristianos que todavía, para ese tiempo, no habían llegado a comprender del todo que, para Jehová, ya no existían más barreras étnicas entre los verdaderos seguidores de Cristo. En este sentido, abro un paréntesis: la circuncisión expuesta en este pasaje no se refiere a una cuestión carnal, sino a una denominación despectiva que los judíos le achacaban a todo tipo de personas ajenas a la promulgación de la Ley de Moisés. Así pues, nótese que sólo Pedro presenció la visión registrada en Hechos 10:9-16. Los hechos descritos posteriormente (versículos 17-48) describen una primera convivencia entre un judío y un no judío (incircunciso) que ningún otro hebreo nativo de Jerusalén había presenciado. Sin embargo, para muchos israelitas contemporáneos de Pablo, "asociarse con un gentil (incircunciso)" todavía era mal visto: de ahí el miedo a la crítica que sintió Pedro, de acuerdo a la Nueva Traducción Viviente.