Una croata nos advierte: si no paráis el nacionalismo es posible que estalle una guerra
on JUEVES, 18 DE OCTUBRE DE 2018 • ( 75 )

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El nacionalismo promueve la emoción más fuerte: el odio.


Slavenka Drakulic es una ecsritora croata que, como toda su generación, vivió en primera persona las terribles guerras que sacudieron los Balcanes. Quedó vacunada contra el nacionalismo y tiene buen ojo para detectarlo en cuanto se acerca a esta destructiva ideología que tantos ríos de sangre ha hecho correr.

En una interesante entrevista en Jotdown, Drakulic revisa varios aspectos de su obra y entre ellos se detiene en el nacionalismo, que distingue muy bien del sentimiento natural de amor a lo tuyo: “La característica del nacionalismo, su definición, a diferencia del patriotismo, es que el nacionalismo necesita un enemigo. Sin un enemigo no puede existir. Es como un espejo: como yo soy mejor que tú, como mi país es mejor que el tuyo”.

Y explica muy bien también cómo pudo desatarse la locura de una guerra atroz en su país:

“En Croacia, tras cinco años de horrorosa propaganda, la gente acabó votando a un Gobierno proguerra. Y en el otro lado, en Serbia, pasó igual… La mayor dificultad con el nacionalismo es que creemos que somos seres racionales, pero el nacionalismo es política de emociones. Política populista. Tienen que provocar emociones, y en el nacionalismo la emoción más importante es el odio. Tienes que provocar odio y para eso tienes que convencer a la gente de que los otros son un peligro para ellos. Hace falta una base psicológica para llegar a un conflicto serio que no se puede crear en una noche, de un día para otro. Hacen falta años. En Bosnia lo lograron…

Si el odio tiene una base histórica, es más fácil crearlo, pero también se puede crear sin antecedentes históricos. Se puede crear un peligro imaginario.”

Drakulic explica también que nadie está a salvo de un conflicto bélico provocado por el nacionalismo:

“Lo que la gente en España tiene que entender es que la guerra no pasa de hoy a mañana, hay que prepararla. Requiere preparación psicológica, tienes que asegurarle a la gente que tiene un enemigo que va a por ellos, que están en peligro y que es legítimo luchar contra ellos. Este proceso necesita tiempo, en Yugoslavia fueron cinco años por lo menos. No fue de un día para otro.

Como he dicho antes, para llegar al tabú más grande que hay en nuestra cultura, matar a una persona, primero tienes que convertirla en el enemigo. En un ser que ya no es humano. Eso es justo lo que hace el nacionalismo. Deshumanizar. Sin legitimar la violencia la gente no se lanza a la acción, pero una vez que corre la sangre ya no se puede parar.”

Y a la pregunta del millón, ¿Ve algo así posible aquí?, responde:

“Todo es posible en todas partes. Erdogan cuando empezó también era muy demócrata y ahora es un dictador. Nosotros en los Balcanes hemos aprendido que la historia también puede involucionar. Si aquí nadie para el nacionalismo, claro que es posible que haya aquí una guerra.”

Pues ya lo ven: creación de un enemigo, victimismo, odio alentado y programado, deshumanización de quienes no piensan como ellos… Todo aquello de lo que advierte Drakulic son los rasgos más destacados del nacionalismo lazi y del prusés que promueve.

Haríamos bien en tomárnoslo en serio.

Dolça i balcànica Catalunya…