Ningún humano es capaz de crear una "fantasía" tan concordante entre los 66 librillos que componen la Biblia. Si "la fe no es posesión de todos (2 Tesalonicenses 3:2)", la oposición de las personas a su contenido no demuestra que sea un invento.
El mérito de Jesucristo por haber ofrecido voluntariamente su vida radica en su iniciativa y abnegación por rescatar a la humanidad del pecado (Mateo 20:28; Romanos 3:23), posibilitando así la reconciliación con Dios.
Cada civilización ha tenido sus ideas de lo que es "pecado" y profetas que truenen contra esos supuestos "pecados".
Los judíos no fueron una excepción. Pero tenían problemas entre ellos por sus diferentes enfoques. Jesús era laxo en cuanto a la observancia del descanso sabatino. En eso se parecía al famoso rabino Hillel. Eso le costaba la animadversión de otros creyentes, a los cuales repudiaba a su vez Jesús.
"Porque habrá un período en que no soportarán la enseñanza saludable, sino que, de acuerdo con sus propios deseos, acumularán para sí mismos maestros para que les regalen los oídos", expone el apóstol Pablo en 2 Timoteo 4:3. Y ¿verdad que hoy día es así: "nada es pecado porque todo se vale"? Esto es, porque desde el punto de vista humano, "el camino de Jehová no está bien ajustado (Ezequiel 18:29)", desde la rebelión en su contra en el Jardín de Edén.