Consumada la separación de las Iglesia Ortodoxa y Romana vuelvo otra vez a Occidente. Antes aclaro, que tendre que escribir otra vez sobre el tema debido a los intentos habidos de reencuentro.
Pese a lo que pudiera aparentar, la Cristiandad en Europa no forma en la Baja Edad Media una férrea unidad entre Iglesia y Estado: Aparentemente son dos vectores que se complementan. La realidad es que, si bien el Papa detenta el poder espiritual y el Rey ( o emperador) el temporal, ocurre la mayor de las veces que no se logra tal fin. Hasta ahora las injerencias de los soberanos en la Iglesia han sido múltiples. Se manifiestan principalmente, en la simonía ó venta de cargos eclesiásticos. Un viejo conocido del “Cisma de Oriente” el cardenal Humberto de Silva, lo expondrá crudamente en su “Adversus Simoniacos”. En este libelo se comparan las viejas tradiciones con las nuevas. Ahora los obispos envían el anillo y el báculo a los señores, como señal de sumisión. Otro tema que debilita a la Iglesia es el “nicolaismo”. Asi se le llama al concubinato de clérigos. Por este vicio, los bienes de la Iglesia pueden caer en manos de terceros.
El despegue de la Iglesia frente al poder temporal comienza con la elección por parte de un grupo de cardenales, del papa Benedicto X a la muerte de Esteban lX. El resto de los cardenales se oponen por considerar que ha sido mediante dinero. Triunfa en la disputa habida el segundo grupo, y se elige como nuevo papa a Nicolás ll, el día 24 de enero del año 1059. El considerado antipapa Benedicto X es depuesto en el Concilio de Sufri.
A raíz de este suceso, que tiene como uno de sus principales actores al monje Hidelbrando, futuro papa Gregorio Vll tiene lugar la reforma de la elección papal. Se pretende que no intervenga en el nombramiento el poder temporal. El nuevo pontifice ha de ser elegido por los cardenales y ha de pertenecer al Colegio Cardenalicio. Clero restante, pueblo, emperador y nobleza quedan en teoría para dar su aprobación puramente formal. Algo mas adelante y durante el pontificado de Gregorio Vll se les exigirá celibato a los sacerdotes.
En el año 1074 una vez Gregorio Vll en el poder las ideas expuestas cobran forma en un sínodo romano. Se afianzan un año despues con la promulgación de las “Dictatus Papae” que no son otra cosa que la defensa de los derechos de la sede romana. Al poco tiempo de su promulgación estalla el conflicto entre el emperador aleman Enrique lV y el papa Gregorio Vll.
Una vez más el problema surgido tiene más tinte politico que religioso: Acusados de simonía varios consejeros del emperador son excomulgados. El emperador es consciente de la impopularidad en el clero alemán (donde los obispos son verdaderos señores feudales) de las medidas gregorianas. Se siente herido en sus derechos por el libelo “Dictatus Papae” que encierra mas de temporal que espiritual. Reúne en la ciudad de Worms, una dieta en el año 1076 en la que acusa al papa “ de intruso perturbador de la Iglesia” e incluso de antipapa. No es tan debil Gregorio Vll como cree el emperador. Pronto se busca liados y de papa depuesto pasa en un mes a ser el que excomulgue al emperador. En este baile de estocadas, Enrique lV se ve perdido y como ultimo recurso para no ser derrocado acude al Castillo de la Condesa Matilde, en la Toscana. Va vestido de penitente con saco enharinado de ceniza para pedir perdón ¡Espera su próxima oportunidad!
A Gregorio Vll se le ha acusado de querer un imperialismo eclesiástico. Quizás no con el deseo de acumular poder, sino con el de fundar una monarquía supranacional, con animo de implantar la doctrina de Cristo. Creía en un mundo espiritual en el que los reyes fuesen vasallos de Roma. De ahí que reclamase derechos de propiedad y soberanía de países que no le pertenecían. Tal es la sorprendente exigencia, de reclamar dos veces,el dominio de la Península Ibérica para los papas. Se amparaba en que “desde antiguo fue jurisdicción propia de S. Pedro, y aunque ocupada tanto tiempo por los paganos, pertenece todavía por ley de la Justicia a la Sede Apostólica solamente y no a otro mortal cualquiera. Fue hombre que trabajo activamente en la realización de las Cruzadas