Hemos dejado atrás la Antigüedad y vamos finalizando la Alta Edad Media, según los cánones de la Historia. Hemos asistido a las primeras herejías y al hundimiento del Imperio Romano de Occidente. Consecuencia de estos hechos ha sido la resistencia a perderse de algun punto herético, como es el caso del arrianismo que pervive a través del elemento germánico y la distinta vision cristiana en Oriente y Occidente, que cristaliza en los Patriarcados. La llegada del Islam hará mas profunda la distancia, aunque todavía no la ruptura en la Iglesia. Síntoma de lo que ocurre es que en Roma se hable latín y en Constantinopla prosiga el griego de los tres primeros siglos del Cristianismo.
En el Concilio de Calcedonia, del año 451 por medio del canon XXVlll se igualaba al Patriarcado de Constantinopla con Roma. Lo que dio origen a las protestas del papa León Magno. La razón que se adujo fue que al ser Constantinopla “la nueva Roma” y ser además residencia del emperador le correspondía tal honor. Tras esta pugna de primacía, lo que se ocultaba es el hecho de el Patriarcado de Oriente estaba políticamente vinculado al Imperio de Bizancio y Roma lo era de los emperadores francos o germánicos.
En realidad el primer enfrentamiento entre la Iglesia Oriental y Occidental se registra como vimos en aporte anterior, con motivo de que Acacio, patriarca de Constantinopla publicase el Heticon, por orden del emperador Zenón. El documento, que caía en el monofisismo al otorgarle a Cristo una sola naturaleza (la divina) enfrento a las dos iglesias por espacio de treinta años. En el año 519 en que reina Justino l se llega al acuerdo de que Cristo es “verdadero Dios y verdadero Hombre”. Siglos despues, bajo el imperio de León lll se prohíbe la veneración de las imágenes sagradas. ES lo que se llama “Iconoclasia”. Estamos en el año 726 en plena expansión musulmana. El emperador salva a Constantinopla del Islam, pero quizás debido a la influencia de la nueva doctrina manda destruir las imágenes.
Hago aquí un alto, para señalar la reacción del pueblo en contra de la realeza y que dan por resultado que las relaciones entre la Iglesia Ortodoxa y la Catolica no fuesen tan desfavorables en ese tiempo. La lucha entre iconódulos e iconoclastas llega ser fuerte. Los defensores de las imágenes se encuentran entre los monjes y el pueblo, que buscan apoyo en el Papado. El final de la historia esta en que solo quedan los iconos, como representación de lo que se adora. Algo asi como la fotografía del ser amado.
El primer paso del “Cisma de Oriente” tiene lugar con el patriarca Focio sucesor del depuesto Ignacio. Canciller del Imperio vive las maquinaciones intestinas de palacio, donde el emperador niño Miguel lll es manipulado por Barbas, su tutor. Por una serie de circunstancias, en las que abundan las intrigas y zancadillas es depuesto el patriarca Ignacio. Por su buen hacer en la Cancillería, las miradas se fijan como sucesor en Focio, que es laico. Los cánones prohíben el ascenso directo al episcopado, aunque existen precedentes. La presión de Barbas hace que en seis dias sea consagrado. El error esta en que lo consagra Gregorio Asbesta , metropolitano de Siracusa depuesto y excomulgado, que busco refugio allí. Aun hoy dia hay quien se pregunta sobre s esta consagración ilícita a todas luces ¿Lo fue tambien invalida?
Con el nombramiento de Focio nace un nuevo dilema. Barbas intenta que todos los obispos reconozcan al nuevo patriarca. Muchos asi lo hacen. Otros, los menos se unen a los monjes estudistas protestando la elección. La inmediata actitud de Focio es la de atraerse a su causa al papa Nicolas l. El decorado de los hechos tiene por fondo la contienda de las dos Iglesias por la cuestion de Bulgaria: El príncipe Boris se convierte al Cristianismo en el año 864. Pide se le envíen misioneros desde Constantinopla. Parece ser incluso que fue bautizado con el nombre de Miguel (en honor al basileus) por sacerdotes bizantinos enviados por Focio. Mas este ultimo, que no desea que Bulgaria se independice rápidamente de la iglesiamadre, le da largas a la petición de nombrar una jerarquía eclesiatica propia. Motivo por el que Boris acude entonces al papa Nicolas l. Viendo la ocasión de arrebatarle la Iglesia Bulgara a Constantinopla el papa acepta (CONTINUA)