En estos ultimos aportes, aunque de forma somera hemos visto al godo que se ha dividido en dos facciones. Los asentados en Oriente toman el nombre de Ostrogodos. Los que lo hicieron en Occidente, el de visigodos. El origen primigenio de ambos grupos se cree las heladas regiones de lo que es hoy Suecia.
Quien principalmente estudia las invasiones bárbaras en la Península es el obispo Hidacio. Narra que los suevos se asientan en la zona de Gallaecia (Galicia) y Bracara Augusta (Norte Portugal). Los alanos, que arrancaban la piel del cráneo a los enemigos lo haran en la Carthaginensis y Lusitania. Los vándalos, que se subdividen en asdingos y silingos, lo haran en la zona noroccidental de la Gallaecia los primeros, y en la Bética (Andalucia) los segundos. Los términos que emplea Hidacio en las descripción de estas gentes son apocalípticos.
En el siglo lV encontramos a los visigodos federados a Roma. A cambio de una asignación anual protegen las fronteras del Imperio. Como indique en anterior aporte admitidos en territorio imperial, por Valente en el año 376 el maltrato que sufren da lugar a la batalla de Adrianópolis, en el 378. Es el principio del fin. Poco más tarde en el 410, los visigodos al frente Alarico l saquean Roma.
En realidad, la palabra “bárbaro” en su génesis tiene la acepción de extranjero. El correr del tiempo ha hecho que cambie hacia su sentido de bestialidad. Ejemplo es la romanización del vándalo Estilicón. Atila el huno, quizá no llegue a esa profundidad y la romanización sea mas superficial. Lo cierto es, que aquellos escritos de Tácito describiendo a los godos han quedado desfasados.
Los godos irrumpen en la Península desde Tolosa. Como queda dicho, lo hacen en condición de federados de Roma. La expansión del emperador bizantino Justiniano, le arrebata a los vándalos la ciudad de Ceuta. El rey Teudis teme por la Carthaginensis y refuerza plazas como la de Denium (Denia). El resultado final será a la larga, que las luchas dinásticas hispanas traen por vía de Atanagildo que los llama para que luchen a su favor, a los bizantinos. Estarán en esa zona , a la que denominan Spania hasta los tiempos de Suintila. La fragilidad para defender esa provincia Carthaginensis-Spania da lugar a que los obispos de la provincia Carpetania vel Celtiberia se arroguen el titulo de metropolitanos.
Quedó dicho en aporte anterior el intento de Suintila, para que le heredase su hijo Ricimiro. La nobleza que con la monarquía electiva se alterna en el poder, a la manera en que siglos más tarde lo haran Cánovas y Sagasta se opone. La manera de dilucidar la cuestion es la celebración del lV Concilio de Toledo. Ahí será la deposición de Suintila, que no pierde la cabeza gracias a Isidoro de Sevilla, que dejará de cantarle en hiperbólicas laudes, para muy al contrario arremeter contra el.
El hecho de que la Iglesia tome partido por Sisenando en el lV Concilio de Toledo supone que la Monarquía le deba un favor. El desequilibrio que esto supone es una Iglesia cada vez mas fuerte, que se vuelve hasta insolidaria con la población. Los clanes familiares nobiliarios se hacen mas fuertes y tratan de formar gobiernos titere con reyes escogidos a su conveniencia. No es de extrañar, que Hispania entre en decadencia y hasta en conatos de guerras civiles. Incluso al parecer hay señales de vuelta al pasado. El rey Witiza, por ejemplo dicta orden de que los sacerdotes se puedan casar (¿Vuelta al arrianismo?)
Coiincide esta época con la expansión del Islam. Llegado en sus lucha contra la bereber la “Kahina” hasta el Norte de Africa, el unico obstáculo que les separa de la Península es el Estrecho. Es en este punto donde la realidad se funde con la leyenda. No esta del todo claro si facciones nobiliarias llaman o abren camino a estas gentes para que les ayuden. Sea como fuere, los dias de los godos han terminado. Un autor de hoy, nostálgico del pasado, Ismael Dradie publica desde su residencia en Mali, el libro “Los ultimos visigodos”. Tras la conquista musulmana, los al Quiti (los godos) se convierten al Islam. Venturas y desventuras que acaban en la ciudad de Gumbu, en la curva del Niger. Memoria de un exilio que pasa por Granad y otras ciudades ¡Me gustaria leerlo!