Los escritos evangélicos eran mas de 30 y circulaban libremente entre las congregaciones cristianas del primer siglo.

Fue a mediados del s.II que Ireneo, el poderoso e influyente obispo de Lyon, quien seleccionó los que hoy conocemos y convirtió en "apócrifos" a los restantes.

Y no los eligió por capricho, lo hizo de acuerdo a la ideología, de neta raigambre paulina, que ya se había instalado en la Iglesia primitiva y que culminaría en Nicea 300 años más tarde.

No hace muchos años tuvimos ocasión de conocer el evangelio apócrifo de Judas, y así pudimos saber, casi 2 milenios después, que ese monstruo de maldad y traición, que por "30 monedas" vendió al Rabí, fue realmente el más cercano confidente de Jesús.

Queda claro que la Iglesia debía convertir a este judío en un chivo expiatorio para separar al cristianismo del Judaismo y de paso convertir a los judios en "asesinos de Dios"...


una de las más siniestras conspiraciones de la historia humana...