Cita Iniciado por Elisabet* Ver Mensaje

Y la santidad y la justicia las demostramos guardando los mandamientos que Jesucristo enseña en el Evangelio y que Él mandó guardar para entrar en la vida, mandamientos del Evangelio que son los verdaderos mandamientos de Dios y que en mi respuesta recordé:

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Elisabet*

Jesucristo enseña los verdaderos mandamientos de Dios:

Mateo 19

Mas si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos.
19:18 Le dijo: ¿Cuáles? Y Jesús dijo: No matarás. No adulterarás. No hurtarás. No dirás falso testimonio.
19:19 Honra a tu padre y a tu madre; y, Amarás a tu prójimo como a ti mismo.
19:20 El joven le dijo: Todo esto lo he guardado desde mi juventud. ¿Qué más me falta?
19:21 Jesús le dijo: Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven y sígueme

Ni siquiera haces mención a estos mandamientos del Evangelio. No me extraña que misericordia te haya respondido diciendo que Jesucristo es Dios:

Iniciado por misericordia

El problema es que tú no quieres comprender que Jesucristo es Dios, y que una veces habla como Dios que es, y otras veces habla como hombre, para dar un ejemplo de humildad. Y es lo que no entendéis muchos: QUE JESUCRISTO ES DIOS Y QUE TAMBIÉN ES HOMBRE.

La descripción que hacen las Escrituras de Babilonia la Grande encaja muy bien con el conjunto de las religiones falsas del mundo.
Aunque los miles de religiones que existen no se hallan agrupados formalmente bajo una organización mundial, sí están unidos de forma inseparable en su manera de pensar y actuar.

Tal como sucede con la mujer inmoral de Apocalipsis, la religión falsa ejerce una tremenda influencia en los gobiernos. De manera semejante a una mujer infiel que quebranta sus votos matrimoniales, la religión falsa se ha prostituido al contraer alianzas con un gobierno tras otro. El discípulo Santiago escribió: Adúlteras, ¿no saben que la amistad con el mundo es enemistad con Dios? Cualquiera, por lo tanto, que quiere ser amigo del mundo está constituyéndose enemigo de Dios", Santiago 4:4.