Iniciado por
gabin
Se ha escrito que Mozart no tuvo una infancia feliz; desde los cinco años tuvo que trabajar con su padre e ir de giras. Un ejemplo entre tantos otros de padres que obligaron a sus hijos a desarrollar su talento sacrificándoles sus años de niñez y juventud.
No parecer ser el caso de Laurent Simons, niño prodigio de 8 años. 'Si mañana decide convertirse en carpintero, no sería un problema, siempre y cuando él fuese feliz', asegura su padre.
¿Habrá algún estudio serio sobre si los niños prodigio tienen más dificultad en ser felices o, menos que los demás niños?