Roberto0,
Muy buena tu pregunta
¿Y por qué Jesucristo quitó los mandatos
del Antiguo Testamento?
Vamos a razonar
usando las escrituras inspiradas
asi podremos llegar a la respuesta
El pacto de la Ley destacó la necesidad de expiación
al incorporar en la adoración judía
un sistema de sacrificios bien definido
Desde que Adán y Eva se rebelaron,
el hombre perdió la perfección que le hubiera permitido
vivir eternamente con salud perfecta
A causa del primer pecado, los hijos de Eva
heredaron la imperfección y la inclinación innata al pecado
La imperfección acarreó la enfermedad, el envejecimiento
y la muerte, y levantó una barrera entre el hombre y Dios
Se hizo necesario poner una base para reparar este daño
y superar y expiar la imperfección humana.
Los sacrificios del pacto de la Ley
nunca podrían restaurar el propósito
original de Dios para el hombre, dado que su efecto
era temporal, lo que destacaba la condición de pecado,
pero no la eliminaba ni la evitaba.
La Ley, por tanto, era un paso de transición
para ayudar a esta nación organizada de adoradores
a entender al debido tiempo cómo identificar a la Simiente
y cómo esta repararía el daño causado por el pecado de Adán.
Moisés fue un gran caudillo; legislador, profeta,
autor de milagros, maestro y juez. Fue, asimismo, mediador,
el único profeta que medió en un pacto entre Dios y el hombre
(en este caso, la nación de Israel). Un profeta que fuera
realmente como él tendría que hacer algo parecido.
¿Significa esto que Dios se proponía sustituir
el pacto de la Ley por otro pacto? Exactamente.
Mediante el profeta Jeremías Dios dijo con claridad
que haría un nuevo pacto. Este exigiría un nuevo mediador.
Solo alguien como Moisés estaría a la altura de tal asignación.
Si examinamos lo que comprende el nuevo pacto,
entenderemos mejor la función del mediador.
Unos 900 años después de Moisés, Jeremías
transmitió a la nación de Israel estas palabras de Dios:
“He aquí que vendrán días, dice el Eterno,
en que haré un nuevo pacto con la casa de Israel,
y con la casa de Judá, no conforme al Pacto que hice
con sus padres el día que los tomé de la mano
para sacarlos de la tierra de Egipto,
pacto que quebrantaron, dice el Eterno,
sino que este es el pacto que haré con la casa de Israel
después de esos días, perdonaré su iniquidad,
y de su pecado no Me acordaré más”. (Jeremías 31:30-33 [31:31-34, NM].)
Dado que el profeta como Moisés sería el nuevo mediador
del nuevo pacto, se deduce que todos los aspectos
de la adoración requeridos por la Ley Mosaica
no tendrían vigencia permanente,
sino solo hasta que se hiciera el nuevo pacto.
Cuando Dios sentara la base para ‘perdonar su iniquidad
y no acordarse más de su pecado’, se podría prescindir
de todo el sistema de sacrificios que estaba centrado
en el funcionamiento del templo, sistema que solo
traía un perdón temporal. Al hacerse el nuevo pacto,
tampoco mantendrían el mismo sentido los aspectos
ceremoniales del pacto de la Ley, entre ellos la
observancia del Sábado y las fiestas.
En el momento oportuno Dios se encargaría de
revelar qué se exigiría de quienes entraran en
la relación del nuevo pacto prometido. (Amós 3:7.)