Es que no son las interpretaciones las que hay que tener en cuenta, sino lo que enseña el Evangelio. Entonces, para ajustarse a la verdad, hay que ajustarse a lo que enseña el Evangelio y no a enseñanzas de hombres que no son del Evangelio.
Por ejemplo, Kimo enseña que Dios mandó a los hombres hacer sacrificios, pero eso no es lo que el Evangelio enseña, pues el Evangelio enseña que Dios no quería sacrificios:
'Si hubierais comprendido qué quiere decir: "Misericordia quiero y no sacrificios", no condenaríais a los inocentes'
Mateo 12:7