Os tragáis los sapos como si fueran bocaditos de nata.

¿Acaso no comprendéis que el que habló de los ricos y pobres tenía en sus manos el poder de igualarlos; cosa que andáis buscando como ciegos, sin ver la realidad?

¿Por ventura pensáis que aunque tengáis treinta hilos en el foro de religión, y en los treinta digáis lo mismo, vais a cambiar algo en el mundo?

Posiblemente esté a la vuelta de la esquina lo de la segunda venida; y entonces podréis gozar viendo como se achicharran los ricos. Todo es cuestión de esperar. Paciencia.