"Jesús no dijo que la ley era de hombres; él dijo que la ley venia de su Dios a quien él adora".
Completamente de acuerdo, estimado Kimo. Tan es así, que el propio Jesucristo sostuvo que "la palabra veraz que él solicitó por la que Su Padre santificase a sus discípulos" se originó de Alguien completamente ajeno y diferente a él mismo (Juan 17:17).