Paticipando en otros foros se me ocurren a veces algunas ideas que me gusta compartir por los demás lugares. Esta vez me encuentro hablando por otro lado acerca de cómo se puede equiparar a la persona con su pensamiento, o si el pensamiento es algo que está fuera de la persona. Es un asunto un poco filosófico ... pero no es por ahí por donde voy en este tema de ahora.

Me puse a pensar en la creación de Adán del polvo terrestre, y el texto que dice que después que Jehová le sopló el aliento de vida el hombre se convirtió en un alma viviente (Gén.2:7). Ese relato está en la Biblia, y sí, ya sé que algunos creyentes no lo consideran literal, pero también sé que otros como yo sí. Por eso me voy a basar en ese relato bíblico en esta exposición.

La idea se me ocurre poque pensaba en la sicología de Adán en su estado de inocencia antes de comer del fruto prohibido. Se suponía que Adán era como un niño adulto, ya con pensamiento avanzado y lenguaje, pero sin suficiente capacidad como para tomar decisiones por sí mismo. Por eso se esperaba que su conciencia se fuera "despertando" poco a poco mientras su Padre celestial le iba enseñando y dando instrucciones, permitiendo que madurara sicológicamente. Desgraciadamente ese proceso no se dió de la manera prevista: el comer del fruto prohibido forzó las cosas y su conciencia se despertó antes de tiempo, como un niño precoz que pierde la inocencia temprano en su vida.

Poco a poco, en vez de madurar al ritmo que era el más propicio para su desarrollo normal (que deduzco porque la eternidad era el límite de su vida), desde el despertar repentino de su conciencia por la desobediencia, el proceso en realidad sufrió una caída profunda, tal como le había pronosticado Dios si desobedecía. Así que lo que debía realizarse poco a poco y de forma continua tuvo un subidón repentino y luego una caída continua. Tanto así que vemos en la Biblia cómo las edades de las generaciones siguientes poco a poco van durando menos, lo que me dice que el organismo humano en vez de "progresar" fue en decadencia ... Otros decimos: los que fueron naciendo después se fueron alejando poco a poco más de la perfección.

El punto de este análisis me lleva a otro aspecto: los testigos (y creo otros cristianos coincidirán) creemos que la conducta y comportamiento de un siervo de Dios es un proceso continuo de mejoramiento de la personalidad. El NT habla de ir alcanzando la madurez espiritual, en que los deseos carnales y las emociones "alteradas" se van quedando atrás, mientras la persona se deja moldear por la acción del espíritu de Dios. Hay muchos pasajes de las cartas de Pablo que aluden de diferentes formas a este proceso de avance espiritual de los cristianos.

Y es ahí donde me detengo y relaciono dos cosas: cuando el hombre pecó, nuestro organismo sufrió por el pecado, pero quien se deja moldear por el espíritu de Dios, revierte los efectos de aquella caída y nos facilita mejorar y revertir aquel proceso. Claro que hay mucho por en medio: no tendríamos la oportunidad de ser partícipes del proceso sin el perdón que podemos conseguir a través del Mediador entre nosotros y Dios ... Pero, no es eso parecido a una "evolución" de un humano (hoy imperfecto), por lo menos en nuestra conciencia? Y me recuerdo de esos foristas que hace algunos días no pasan por aquí: ellos siempre hablaban de ellos como "evolucionados" .


Qué les parece este punto de vista sobre esos asuntos?