Prostitución en cartagena colombia caso liliana campos puello la madame

[Leblanc47]

Nadie nos obligó, no nos están reteniendo, estamos muy bien, ganamos mejor que un gerente de banco. Decían categóricamente esas chicas al ser entrevistadas por nosotros los de Migración Colombia. Alegaban que se quedaban en esos hoteles cuando el trabajo aumentaba, eran recién llegadas, apenas comenzaban a trabajar o simplemente no tenían donde vivir porque no conocían a nadie, de lo contrario cada una se podía ir hasta la próxima convocatoria sexual, no todas esas “orgipiñatas” eran en esos lugares o en yates, también se desplazaban voluntariamente, según la misión. Ninguna se negaba porque sabían que al hacer estos desplazamientos, la paga era excelente y dólares. La mayoría afirmaban gustar de esa actividad, y no les cayó en gracia el operativo policial, pues siguen en el cuento de la puteria actualmente y partieron rumbo a Medellín, Bogotá, Santa Marta entre otras, especialmente Medellín, bastión del sexo de cualquier calibre y puerto libre de vicios, Medellín la Sin City, la Sodoma y Gomorra de Colombia.

No entrare en detalles con aquella diligencia, las nenas eran venezolanas en su mayoría y un número reducido colombianas, en el grupo de nenas colombianas, la mayoría de Medellín región de Antioquia y el viejo Eje Cafetero. De todas las venezolanas, dos llamaron la atención, una de 17 y la otra de 20 años, quien lo diría la más chiquita era la más mañosa, solo revelare sus nombres “Yurleidis” oriunda de una región llamada Santa Rita Estado de Aragua, la otra de 20 años, se llama Esperanza y venia de Barquisimeto Estado Lara.

La chica de 17 “Yurleidis” Estaba iracunda, lloraba inconsolable por la captura de la Madame, no solo por ser su heroína y modelo a seguir, también porque eso significaba el fin de la fiesta, la deportación inevitable y con ella de nuevo la escasez del billete. Le manifestábamos que era por su bien que ya estaban en buenas manos, que la pesadilla había terminado, pero entre rabia y sollozos nos decía.

“Que buenas manos ni qué coño de madres aquí estábamos bien gafo ganando fino, ahora nos llevó la mierda otra vez”.

Trate de consolarla ya más calmada me manifestó que ella no estaba contra su voluntad ni la obligaban a trabajar de puta, ella venia por su cuenta y recomendada de un amigobio conocido en Bogotá. Según ella, en Santa Rita solía ser la princesa de la familia y que no trabajaba, no le jalaba al estudio, simplemente porque “no servía para estar sentada escuchando a alguien hablando mierda en un salón de clase” Al parecer era una chica nini, como muchos jóvenes de estas nuevas épocas. Un día la situación cambio, Venezuela se jodió para siempre y la muerte de su papá a manos de unos colectivos en moto, le volvió su vida un ocho y la obligo a venirse a Colombia, su mama y de más familia comenzaban a pasar necesidades graves y entre todas no les quedo más remedio que salir al rebusque, incluso a la chiquitina la menor de la la casa.

Yurleidis, la segunda de 3 hijas tenía que colaborar de alguna manera, pese a que no le gustaba trabajar. Quede sorprendido al escucharle decir que siempre se sintió muy atraída por el sexo, la pornografía y todo lo concerniente al tema desde muy temprana edad.


Le pregunte si había sido abuzada por alguien cercano en su niñez, ya que este suele ser un detonante de ese comportamiento pero me comento que jamás la habían tocado, simplemente le encantaba en extremo el asunto y quería meterse de lleno en ese mundo haciendo lo que fuera.

Conoció a Esperanza en Cúcuta, juntas decidieron viajar a Bogotá, al llegar encontraron trabajo como meseras en una panadería cafetería, donde trabajaron por un año, pero a Yurleidis no le gustaba, según ella porque aquí en Colombia, tocaba madrugar con las gallinas y se trabajan 8 y hasta más horas incluyendo domingos, alegaba que.

-“Eso del camello como ustedes los caliches le llaman no va conmigo, nojotras las princesas no trabajamos, lo contrario trabajan es pa´nojotras.”

A Yurleidis le daba “caliweva” (mamera) y la echaron del sitio. Antes de perder su empleo, conoció a un joven algo traqueto llamado Cesar, con el que tuvo un amorío temporal y de interés material, la mantuvo durante un tiempo, hasta que ella lograra encontrar alguna coloca, pero pocos la admitían por no tener papeles en regla y eso que ignoraban que era menor de edad, pues su muy voluptuoso y escultural físico la hacía pasar desapercibida. Sin embargo lograba agendar citas laborales en oficios varios o servicios generales, pero las incumplía, casi siempre porque eran a tempranas horas y por el mismo motivo, le daba “caliweva”.

Vivían en una pieza en el barrio Britalia al sur occidente de Bogotá con su amiga Esperanza, su coterránea quien si conservaba aún el empleo en la panadería cafetería desde que habían llegado y mantenía los gastos temporalmente.

Contaba que el tal Cesar, tenía carro de gama alta, andaba vestido con "hebras de marca" y mantenía muy buena plata en el bolsillo.

-“Yo aprovechaba y le chiwireaba buen billullo ropa chévere, zapatos bien caribes, siempre he delirado por zapatos de marca. No soy mujer de ningún tipo, me dan ladilla los cuentos largos, como buena venezolana soy bien cuaima y no voy a cambiar, me gusta ser así”

Nos contaba que el tipo ya era una “Ladilla” se estaba tragando, cosa que provecho al máximo subsanando sus necesidades, le manifestó que le ayudara a conseguir un “boleo” bien fuera como modelo, bailarina o estriptisera si era el caso, la idea era ocuparse en algo conseguir billete sin tanto “tiqui tiqui” sin madrugar, y de paso quitarse al tipo de encima rapidito, era muy firme. "No voy rendirle vainas a nadie." Su insistencia en lo del boleo dio frutos, el tipo consiguió un contacto en Cartagena pero tenía que viajar hasta allá lo antes posible, naturalmente todo pago por cuenta de Cesar el joven Traqueto.

-“El que piensa pierde tocaba echarle pichón a la vaina, le dije a Panchis que dejara el pelero en ese trabajo coño e´mierda y arrancamos pa´ la Costa de one”

Según ella, no sabía de qué se trataba el boleo, hizo contacto y una maraña de gente las entrevistó y les hizo “castings” Las dos sardinas venecas lograron colarse y dieron con la famosa e intocable Madame en persona, Liliana Campos Puello. Las recibió muy bien y fue extremadamente cordial con ellas, eso si, de una les dijo de que se trataba el cuento, naturalmente la coloca era para ser Scorts, las muy populares modelos pre pago como se les conoce en Colombia.

La Madame Campos con su voz machorra, gruesa y aguardientosa les advirtió -“Miren chiquitas, si les gusta este vacilón, la puerta está abierta, bienvenidas les va a ir muy bien créanme, ustedes se ven muy buenas, son jóvenes y bonitas tienen con que, me gustan porque tienen de sobra lo que los clientes me piden, la vaina en esto es con sexo y que tales; Pero nenas aquí lo que van es hacer la "re tula" si no aprovechan este chance que les doy allá ustedes, igual la puerta está abierta ustedes verán si se quieren ir y no aprovechan, estar aquí es difícil, hacen cola como bien pudieron darse cuenta, ustedes verán.”

En su testimonio Yurleidis aseguraba - “La geva era bien deluxe bonita alta y muy fina, brillaba, se veía que lo que tenía era plata, era bien líder y eso me hizo querer ser como ella. En un futuro me gustaría tener un negocio así y ganar buen billullo todos los días, sin joderse tanto.”

Nos dijo que ya estábamos dentro, que éramos full equipo, insistía en que hiciéramos bastante ejercicio y estuviéramos en muy buena forma, porque a los clientes les gustábamos bien culonas y tetonas, bien juiciosas, complacientes con los tipos, ya que eran de plata y ganábamos el doble, propinas y hasta regalitos, no era mentira nunca faltó billete, nunca nos tumbó, sacaba su porcentaje, todas ganamos, salíamos a pasear a sitios full o en yate, echamos los palos con buen trago de marca y la pasábamos chévere, nunca nos obligó, a mí me gusta mucho meter tusi y en eso sí que nos dábamos gusto, además todos los gringos y europeos les gusta meter y tomar, a nosotras nos gustaba eso, la que no quería no metía simplemente hacia lo que tocaba hacer, pero no hablemos mierda a todas nos gustaba soplar y tomar, la que diga que no te está mintiendo pana”

Boquiabiertos no podíamos cree lo que nos decían y entre su anecdotario repetían insistentemente “Si Migración nos bota, volvemos como sea, por las trochas si toca y mientras tengamos salud nos devolvemos a pie no importa lo que pase." Lo decía con rabia, soberbia y lágrimas en sus ojos.

“Me importa una mierda, depórtame, yo vuelvo coño e´madre, yo no me le amilano a nadie de ustedes, soplones mamahuevo.”

Esperanza la chica de Barquisimeto, algo más calmada pero igualmente eufórica por el operativo, nos contó que era estudiante de cuarto semestre de ingeniera química de la Uniexpo, una institución universitaria de esa ciudad y que no pudo más vivir ni estudiar en esas condiciones, la vaina se había puesto peluda y estaba ahorrando para poder retomar sus estudios en Colombia, nacionalizarse y así lograr traer a su madre y abuela, tampoco tenía a su padre en este mundo y coincidía dolorosamente con su compañera de aventuras en ese sentido, era hija única, por eso era imperativo quedarse a trabajar con juicio, de igual manera que su joven amiga, nos advertía desafiante e insistentemente, que si era deportada, volvería de nuevo sin importar las consecuencias, a otra ciudad de ser necesario, ya no le importaba un "coño" nada de nada, no tenía nada que perder, la paga era muy buena y era el motor de su familia.