Una mujer no es un busto, corazón. Huye de todo el que piense así, porque no te va asaber valorar como un todo, que es lo que eres.
El encanto de una persona no está en tener unas características físicas acordes a las modas. La disposición a mostrarse como uno es, sin complejos, la manera de caminar, de sonreír, de moverse, de hablar, las inquietudes, las aficiones, las curiosidades. Todo forma a la persona y todo le hace encantadora para otros. Todos somos diferentes, y eso es lo bonito.
Entre las mujeres con poco pecho habrá mujeres simpáticas, antipáticas, aburridas, emprendedoras, discretas o entusiastas, extrovertidas o tímidas, apasionadas de la lectura o de la música o del baile o del deporte. El busto no es el eje de la persona.